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ELECCIONES 13-J

El Gobierno considera que las urnas "han roto la estrategia" de la Asamblea de Municipios Vascos

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno considera que los resultados de las elecciones municipales y forales en Euskadi "han roto la estrategia de los partidos nacionalistas, del Pacto de Lizarra, con la Asamblea de Municipios Vascos". El Ejecutivo niega representatividad a dicho organismo, presentado por Euskal Herritarrok (EH) como un contrapoder a la autonomía, y teme que protagonice próximamente una campaña de desobediencia civil. Ramón Jáuregui, secretario de Política Autonómica del PSOE, añade que la derrota del nacionalismo en Álava significa el nacimiento de un nuevo modelo foral.

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La principal preocupación del Gobierno respecto a las elecciones municipales y forales en Euskadi era que sus resultados potenciaran la Asamblea de Municipios Vascos, que agrupa a los alcaldes y concejales de los partidos nacionalistas y a Izquierda Unida (IU), los firmantes del denominado Pacto de Lizarra (Estella). Ahora el Ejecutivo se teme que ese organismo, impulsado por Euskal Herritarrok (EH), la marca electoral de Herri Batasuna (HB), protagonizará la campaña de "desobediencia civil" que sustituirá, a su juicio, a la kale borroka (lucha callejera) por ser "socialmente más asumible". Lo anunció el propio presidente, José María Aznar, la semana pasada, en Sevilla, en un mitin electoral.

A juicio del Gobierno, las urnas del 13-J han "debilitado y quebrado las pretensiones de la Asamblea de Municipios Vascos". Además de la victoria del PP y el PSOE en dos de las tres capitales -Vitoria y San Sebastián, respectivamente- y de los populares en la Diputación alavesa, los dos partidos constitucionalistas han batido a las fuerzas de Lizarra en la suma de los votos y los concejales en las poblaciones más importantes de Euskadi, las de más de 50.000 habitantes, según resalta su análisis.

Estas localidades -Vitoria, San Sebastián, Irún, Bilbao, Barakaldo, Basauri, Getxo, Portugalete y Santurtzi- han dado 293.969 votos y 114 concejales al PP y el PSOE. Mientras tanto, los partidos de Lizarra, incluida IU, suman 285.429 sufragios y 108 ediles. En términos porcentuales, el PP y el PSOE representan el 50,73% frente al 49,26% de las formaciones nacionalistas. En las poblaciones mencionadas vive el 54,41% de los ciudadanos de la comunidad vasca.

Por provincias, en Guipúzcoa, el PP y el PSOE ganan a los partidos de Lizarra por 64.526 votos frente a 46.556. En Álava -donde sólo Vitoria supera los 50.000 habitantes- populares y socialistas consiguen 65.899 votos frente a 59.876 de los nacionalistas. En Vizcaya, en cambio, éstos últimos se imponen por 178.997 a 163.544.

En las elecciones a las Juntas Generales (los parlamentos provinciales o forales), en esos mismos municipios, el PP y el PSOE suman 292.183 sufragios, el 50,10%, por 290.997, el 49,89%, los firmantes de Lizarra.

Si se añade Navarra a este análisis, la Unión del Pueblo Navarro (UPN-PP), el PSOE y Coalición Democrática de Navarra (CDN) consiguieron el pasado domingo 70.460 votos (el 76,05%) en la única ciudad de más de 50.000 habitantes -su capital, Pamplona- mientras que el bloque de Lizarra se quedó en 22.188 votos (el 23,94%).

Con estos datos, el Gobierno cuestiona la representatividad de la Asamblea de Municipios Vascos, constituida con los alcaldes y concejales nacionalistas, de Lizarra, el pasado mes de enero y que, según anunció EH, será reactivada en las próximas semanas.

El Ejecutivo teme que dicha Asamblea de Municipios, que EH ve como un contrapoder frente al sistema autonómico, sea el eje de una campaña de desobediencia civil en Euskadi que se desarrollaría en las próximas semanas.

El secretario de Política Autonómica del PSOE, Ramón Jáuregui, coincide con el Gobierno en que los resultados electorales del domingo "ofrecen una imagen de parón a los proyectos y escenarios políticos previstos por los partidos de Lizarra".

Ninguna de las cuatro capitales de la comunidad vasca y la navarra va a poder participar en esa Asamblea, argumenta Jáuregui, porque incluso en Bilbao, donde ganó Iñaki Azkuna, del PNV, "su propio talante y los pactos se lo impedirán". Pero a Jáuregui le parecen todavía "más significativas" las consecuencias de la derrota del nacionalismo en Álava. El dirigente socialista resalta que la victoria de un partido constitucionalista por vez primera en la Diputación alavesa, el popular, va a recrear un nuevo modelo, alternativo al nacionalista, por ejemplo, en una cuestión tan clave como la política lingüística. "Un contramodelo al tradicional nacionalista", subraya.

Las diputaciones forales tienen la llave de los recursos económicos del Gobierno vasco y, por tanto, la alavesa puede condicionar toda la política vasca. En función de ello, concluye Jáuregui, "el PNV va a tener que reflexionar en relación con toda su política de alianzas en Euskadi".

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