El PP escenifica su alejamiento de Pujol y deja en minoría a CiU en el Parlamento catalán
El PP de Cataluña pasó ayer de las palabras a los hechos y escenificó en el Parlamento catalán su reorientación estratégica, que, ante el fracaso electoral del domingo, pone en el punto de mira a CiU. El PP votó con la oposición dos proposiciones no de ley que dejaron en minoría a los nacionalistas y elevó el tono de su crítica hasta el punto de que el diputado del PP Daniel Sirera acusó al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de "malversar fondos públicos". La cúpula catalana del PP pretende evitar que el ex líder regional Alejo Vidal-Quadras capitalice el descontento por el retroceso electoral.
El pacto de legislatura entre el PP y CiU en el Congreso de los Diputados precipitó en septiembre de 1996 la salida de Alejo Vidal-Quadras como líder de los conservadores en Cataluña. El partido emprendió entonces de la mano de Alberto Fernández Díaz un giro moderado con el objetivo de atraer hacia su proyecto a los electores tradicionales de CiU. La entrada en el partido del ministro portavoz, Josep Piqué -muy bien visto en los círculos empresariales catalanes- supuso un paso más en el intento de avanzar hacia el espacio electoral convergente. Las pasadas elecciones supusieron la primera prueba para esta política y la campaña se diseñó limitando la presencia en Cataluña de Vidal-Quadras y potenciando en cambio los actos de Piqué, que cerró incluso el mitin final. No obstante, los resultados han sido muy desalentadores para el PP: el partido ha retrocedido casi 80.000 votos con respecto a 1995, ha perdido cuatro concejales pese a presentar un centenar más de candidaturas y no ha arrastrado a electores del entorno convergente pese a que CiU ha tenido un descenso generalizado.
Con estos resultados sobre la mesa, Alberto Fernández Díaz anunció el lunes que el PP reorientará su estrategia con vistas a las elecciones autonómicas previstas para el otoño y se situará como baluarte ante los "excesos nacionalistas" de Convergència i Unió. La cúpula catalana pretende evitar así que el ex líder regional Alejo Vidal-Quadras trate de capitalizar a su favor el retroceso electoral enarbolando de nuevo el discurso beligerante contra Jordi Pujol. El miércoles, sin ir más lejos, Vidal-Quadras participó en Barcelona en un acto en defensa del bilingüismo y se refirió a Pujol en términos durísimos: tildó a su Gobierno de "tiranía totalitaria que ejerce el poder de forma antidemocrática".
Alberto Fernández Díaz se reunió ayer con el secretario general del PP, Javier Arenas, quien se limitó a constatar el "ligero descenso" del partido en Cataluña y redobló su confianza en la dirección catalana. Arenas aseguró que los pesos pesados del partido se volcarán en las elecciones catalanas, especialmente tras los resultados del domingo. La dirección del PP teme que la bipolarización entre Jordi Pujol y Pasqual Maragall dificulte todavía más las posibilidades de éxito del PP catalán, y Arenas aprobó la reorientación estratégica propuesta por Alberto Fernández, según fuentes del partido en Cataluña.
La nueva estrategia del PP se puso de manifiesto ayer mismo en el Parlamento catalán, donde los conservadores han sostenido al Gobierno de Jordi Pujol a lo largo de la legislatura, si bien se han desmarcado en ocasiones puntuales, coincidiendo normalmente con momentos de tensión entre CiU y el PP en el Congreso. Los diputados del PP votaron ayer junto con la oposición dos proposiciones no de ley, una de ellas impulsada por los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que obligará al Ejecutivo catalán a elaborar un proyecto de ley para regular la publicidad institucional.
Los diputados convergentes reaccionaron indignados y acusaron a la oposición de resucitar la política del cuatro contra uno con que se inició la legislatura. En 1995, cuando Pujol perdió la mayoría absoluta, los cuatro líderes de la oposición pactaron para arrebatar a CiU la Presidencia de la Cámara y su buena sintonía hacía presagiar un durísimo mandato para Pujol.
No obstante, los augurios se truncaron ante el pacto de legislatura de CiU y el PP en el Congreso, la consiguiente salida de Vidal-Quadras de la dirección catalana y las escisiones que afectaron a Iniciativa per Catalunya (IC) y a ERC.
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La segunda iniciativa que el PP votó ayer junto con toda la oposición provenía de las propias filas conservadoras. El PP presentó una proposición no de ley que insta al Gobierno catalán a "no publicar los discursos del presidente de la Generalitat en los que haga referencia a iniciativas y propuestas llevadas a término por la coalición electoral CiU". Los conservadores no sólo no retiraron su propuesta sino que el diputado que la defendió, Daniel Sirera, señaló directamente a Jordi Pujol como "único responsable" de editar sus "discursos partidistas con dinero de todos". El parlamentario añadió que esta conducta "está perfectamente definida en el artículo 433 del Código Penal" y para que no quedaran dudas explicitó que, a su juicio, esta actitud suponía "malversación de fondos públicos".
El presidente de la comisión, el convergente Jaume Camps, preguntó a Sirera si quería retirar del acta esta acusación, a lo que el diputado se negó.
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