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ELECCIONES 13-J Los Pactos

Vázquez y Bono advierten del riesgo que supone el acuerdo con el BNG

Xosé Hermida

Los socialistas Francisco Vázquez, alcalde de A Coruña, y José Bono, presidente de Castilla-La Mancha, coincidieron ayer en que el acuerdo con los nacionalistas gallegos, que ambos respetan, supone un riesgo para el PSOE. Vázquez, aunque rebajó el tono de sus advertencias previas respecto al mismo, insistió en que no le hace "excesivamente feliz", ya que el BNG forma parte de un proyecto independentista que cuestiona la Constitución, y confesó que le habría gustado que se hubiese hablado antes con el PP. Bono recordó que el PSOE "debe ser una garantía para la vertebración de España". Mientras tanto, Manuel Fraga, presidente de la Xunta, ha abierto la posibilidad de adelantar las elecciones autonómicas.

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El alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, rebajó ayer considerablemente el tono de sus críticas contra el posible pacto de su partido con el Bloque Nacionalista Galego para cerrar el paso al PP en diferentes alcaldías de su comunidad. Pero, aun respetándolo, dejó constancia de que el acuerdo alcanzado entre el socialista Emilio Pérez Touriño y el nacionalista Xosé Manuel Beiras no le hace "excesivamente feliz" porque "es un riesgo", ya que el BNG, dijo, es una formación integrada en un proyecto independentista que cuestiona la Constitución. "Me habría gustado", reconoció Vázquez en Los Desayunos de RTVE, "que previamente hubiera habido una negociación con más tiempo y tranquilidad y en la cual también hubiese participado y sido escuchado el partido más votado, el PP". En parecidos términos se expresó el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, en el programa Goma Espuma, de M-80. Tras matizar que respeta este acuerdo, Bono advirtió de que "tiene sus peligros, en la medida en que el PSOE debe ser una garantía de la vertebración de España". Igualmente indicó que el PSOE también puede llegar a un entendimiento con IU porque en esta fuerza "hay mucha gente que es menos fanática que [Julio] Anguita".

Frente a tales reticencias, la dirección del PSdeG-PSOE, que encabeza Emilio Pérez Touriño, defendía ayer su soberanía a la vez que afirmaba contar con la autorización de los órganos federales para pactar con Beiras. Por el momento, Vázquez ha sido el único dirigente del PSdeG que ha mostrado reparos en público al acuerdo con el BNG. Pero de hecho, hace cuatro años, durante su mandato, cuando él era secretario general del PSdG, también hubo un pacto con los nacionalistas, si bien de alcance más limitado.

También en la otra orilla, en la de los nacionalistas, hay grupos que disienten de esta alianza. Primeira Linha, el sector más radical y defensor de la línea independentista, anunció ayer que abandona el BNG por discrepancias con la línea política que ha adoptado esta formación bajo el mandato de Beiras. Se van, dicen los representantes de este sector minoritario, antes de que les echen.

La fecha de las autonómicas

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Mientras tanto, el triunfo de la izquierda y el nacionalismo en las ciudades gallegas -entre ambos gobernarán en seis de las siete principales- ha trastocado las previsiones del PP. Sólo unas horas después de que el PSdeG y el BNG anunciasen haber acordado formar coaliciones de gobierno o suscribir otro tipo de pactos que garanticen alcaldes "progresistas" en una treintena de municipios, el propio presidente de la Xunta, Manuel Fraga, abría la puerta a las especulaciones al no desdeñar la posibilidad de convocar las elecciones autonómicas antes del otoño del año 2001, cuando expira su mandato. "Me reservo plena libertad de decisión", advirtió. Aunque en sus declaraciones los dirigentes populares se esfuerzan por destacar el "éxito" que supone mantener la hegemonía en el conjunto de la comunidad, lo cierto es que la pérdida de las ciudades les ha conmocionado. De hecho, tanto Fraga como su secretario general, Xosé Cuiña, han evitado hasta ahora realizar un análisis público pormenorizado de los resultados, que posponen hasta la reunión de su ejecutiva del día 26. Cuiña ha pedido a los dirigentes más críticos que no aireen su malestar en tanto recibe desde Madrid mensajes de que la dirección nacional no está satisfecha con su gestión.

Por vez primera en una década, Fraga tendrá enfrente un importante poder institucional controlado por sus adversarios, porque, si bien el PP sigue siendo ampliamente mayoritario en el número de alcaldías, a partir del 3 de julio un 55% de los gallegos tendrá un Gobierno local socialista o nacionalista. En esas circunstancias, la posibilidad de convocar anticipadamente los comicios previstos para el año 2001 puede ser un arma política en manos de Fraga por si sus rivales consiguen abrir brecha en el electorado popular con su gestión en los ayuntamientos.

El presidente de la Xunta dejó bien claro ayer, al término de la reunión de su Consejo de Gobierno, que, aun cuando su costumbre ha sido agotar las legislaturas, la facultad de disolver la Cámara puede usarla en el momento que considere oportuno. "En su caso, dependerá de un conjunto de circunstancias de carácter nacional y europeo", dijo; "me reservo plena libertad de decisión".

Fraga evitó atacar al PSdeG y al BNG, sobre cuyo acuerdo no quiso opinar, y sin excesivo énfasis aseguró que colaborará con los ayuntamientos de la izquierda.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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