Ser cincuentón no es ser obsoleto
Aunque la imagen que se proyecta sea la contraria, la sociedad de la información no la han construido los actuales barbilampiños, sino científicos e ingenieros ahora ya cincuentones, de quienes Vicente Verdú dice, "están en el momento de degustar, con lucidez e instrucción, ser veteranos de este mundo". Añado además, que como han evitado la obsolescencia, tienen incluso cultura, aquello que queda, cuando después de estudiar y vivir intensamente, se va olvidando casi todo. Sin embargo las empresas no aprecian ninguna de estas cualidades y así Telefónica a pesar de estar en plena expansión, ha diseñado un plan para que 14.000 empleados mayores de 52 años, se jubilen anticipadamente con un coste de casi medio billón de pesetas. Tantas que ha tenido que registrar un abono contable con cargo a Reservas e Impuestos, ya que si no el resultado hubiera sido dantesco: el ejercicio sería negativo en 81.091 millones de pesetas. No puede entenderse que se prescinda de toda una generación, que debió ser clave en el desarrollo de la empresa con costes como éstos. En el límite, se puede admitir que determinadas especialidades profesionales se hayan vaciado de contenido, que algunos trabajadores no se hayan preocupado de adaptarse a la evolución tecnológica, incluso que sus salarios no sean ya competitivos y que se quiera acabar con canongías de otros tiempos; sin embargo, es incomprensible que el estigma alcance a la totalidad de los nacidos antes de 1948. Jóvenes hay dispuestos a relevarlos, pero es el momento de recordar que, aunque el conocimiento lo demos en la Universidad, la veteranía y la experiencia son cualidades tan valiosas como imposibles de alcanzar con menos de 30 años. ¿Podemos permitirnos no readaptar, al menos parcialmente, todos estos recursos humanos? Las tecnologías son el sector económico con más peso en Europa, con un ritmo de crecimiento superior al resto de la economía, generó entre 1995 y 1997 más de 300.000 empleos en la UE, y las empresas no saben donde encontrar los casi dos millones de profesionales que necesitarán en los próximos cinco años. Padraig Flynn, comisario de Empleo y Asuntos Sociales constata que las plazas de ingeniería en las universidades no pueden crecer a este ritmo y que en todo caso los nuevos graduados necesitarán tiempo para alcanzar el nivel profesional adecuado. Por ello, insiste en que hay que recurrir a la puesta al día de trabajadores con experiencia, especialmente aquellos ligados a la ingeniería, que podrían readaptarse al nuevo escenario tecnológico, incluso en un tiempo más corto que los nuevos graduados. Haciendo caso omiso, los economistas del equipo de Juan Villalonga, que por cierto peina unos bien llevados 56 tacos, van a gastarse medio billón en prescindir de miles de cincuentones, mientras sus empresas buscan jóvenes dispuestos a comerse el mundo por salarios de nueva incorporación. Una generación trabaja sobre los logros de su antecesora, si a ésta la declaramos obsoleta perdemos el futuro y si además la operación se programa a costa de las tarifas telefónicas es simplemente inaceptable. Lectura en clave valenciana: Toda organización es una mezcla de juventud con las referencias profesionales que los veteranos han construido con años. Esto lo saben bien las multinacionales, quienes guardan su conocimiento corporativo en sus casas matrices mientras que en las filiales foráneas colocan a jóvenes agresivos. En el caso de Telefónica, Madrid es la central y nuestra Comunidad, con su débil pulso tecnológico, una sucursal. Con esta nueva pirámide de edad, la pérdida de peso específico de las periferias es imparable. Uno siente una sana envidia como tecnólogo, por la exigencia de Pujol de ubicar Retevisión en Barcelona y por la voluntad política de mantener Euskaltel, como si de un nuevo árbol de Gernika se tratara.
Gregorio Martín es director del Instituto de Robótica de la Universidad de Valencia y catedrático de Robótica.
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