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El anuncio oficial de la candidatura de Gore abre la campaña presidencial en Estados Unidos

Cuando aún no se han apagado los rescoldos de la guerra de Kosovo, la campaña para las elecciones presidenciales del año 2000 ya ha comenzado en Estados Unidos. El vicepresidente demócrata, Al Gore, proclamó ayer en su localidad natal de Carthage (Tennessee) su candidatura a la sucesión del presidente, Bill Clinton. En un discurso en el que intentó combatir la imagen de robot aburrido que de él tiene el 65% de sus compatriotas, Gore anunció que el eje central de su campaña será "el reforzamiento de las familias norteamericanas".

Gore, en su discurso de ayer, introdujo algunas frases en castellano: "Sin acción, las palabras no valen nada, aunque sean bonitas. Mis amigos, seguiremos trabajando juntos, mano a mano, para el futuro de nuestras familias y nuestros niños". Ese gesto anticipó que el vicepresidente competirá duramente con el principal aspirante republicano, Georges W. Bush, que también habla español, por la conquista del emergente voto hispano. Bush, por su parte, recorre desde hace días los Estados de New Hampshire, Iowa y Massachusetts proclamando: "Pretendo ser el próximo presidente de EE UU". El gobernador de Tejas, e hijo del expresidente que capitaneó la guerra del Golfo, ya no oculta sus intenciones. Predicando su filosofía del "conservadurismo con compasión", Bush, para desesperación del ala derechista del Partido Republicano, se mueve en dirección al centro político.

En New Hampshire, el gobernador de Tejas declaró el lunes que, aunque él se opone personalmente al aborto, no pretende que sean alteradas las leyes que lo autorizan actualmente en EEUU. Eso ya le ha valido una feroz carga de Elizabeth Dole y Pat Buchanan, otros aspirantes republicanos a la candidatura a la presidencia.

Bush, que cumplirá 53 años el mes próximo, es el favorito de las encuestas. Según la última, de la revista Newsweek, el gobernador de Tejas ganaría hoy las elecciones presidenciales con el 54% de los votos, mientras que Gore sólo obtendría el 38%. Bush se beneficia del prestigio de su padre y del cansancio por siete años de dominio total de los demócratas Clinton y Gore en la Casa Blanca. Bush es visto como una persona de fuertes valores morales y más preocupado por los norteamericanos ordinarios que Gore. Mientras, el vicepresidente es percibido entre los votantes como un político de mayor experiencia en los asuntos domésticos de Gobierno y en la esfera internacional.

Valores familiares

En su lanzamiento al ruedo electoral de ayer, Gore insistió en los valores familiares de EEUU, adelantando que buena parte de su pulso con Bush se librará en este terreno. En las que pueden ser las elecciones presidenciales más apasionantes desde las que enfrentaron en 1960 a John Kennedy y Richard Nixon, Bush y Gore van a presentar dos caras, una conservadora y otra progresista, de la misma moneda centrista. Gore, de 51 años, reiteró en Carthage su defensa del derecho a la libre elección de las mujeres frente al aborto, y anunció que un elemento clave de su programa será la mejora de la educación pública. También prometió una subida del salario mínimo, se opuso a la privatización del sistema público de pensiones de jubilación y se declaró tanto partidario de la pena de muerte como contrario al libre acceso a las armas de los niños y adolescentes estadounidenses.

En estos primeros momentos de la campaña, Gore intenta desmarcarse de los escándalos protagonizados por Clinton. En una entrevista concedida a la cadena televisiva ABC, Gore declaró ayer que el comportamiento de Clinton en el caso Lewinsky fue "horrible" e "inexcusable". El vicepresidente va a explotar su imagen de hombre felizmente casado desde hace 29 años y padre atento y cariñoso de tres hijas y un hijo. Bush sabe que uno de sus puntos flacos en la recién iniciada carrera hacia los comicios de noviembre del 2000 es su pasado alcohólico y mujeriego. Para desactivar las denuncias, él mismo reconoce que tuvo "una juventud irresponsable".

Gore apenas tiene oposición en el campo demócrata, su único rival es el senador Bill Bradley, que tiene pocas oportunidades. En cambio, Bush compite con una tropa de republicanos: Elizabeth Dole, el senador John McCain, el ex vicepresidente Dan Quayle, los derechistas Pat Buchanan y Gary Bauer, el ex gobernador Lamar Alexander y el millonario Steve Forbes.

La campaña de Elizabeth Dole ha comenzado con un tropiezo doméstico. En una entrevista concedida el pasado mes a The New York Times, su esposo, el ex senador y frustrado aspirante republicano a la presidencia en 1996 Bob Dole, declaró que él apoya a McCain.

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