Clinton y Yeltsin acercan posiciones

Los dirigentes de EEUU y Rusia conversaron telefónicamente ayer en dos ocasiones para limar diferencias en la cuestión de Kosovo. Primero, el vicepresidente norteamericano, Al Gore, conversó con el jefe del Gobierno ruso, Serguéi Stepashin. Más tarde, hicieron otro tanto sus jefes, Bill Clinton y Borís Yeltsin, que, además, se han citado para el domingo en Colonia, donde se clausurará ese día la cumbre del G-8 (los siete países más industrializados y Rusia). El principal resultado de la charla de ayer fue el acuerdo de que los respectivos ministros de Defensa, William Cohen e Ígor Serguéyev, se reunan en los próximos días. Los militares rusos, cuya sombra se ve tras el golpe de mano del sábado, ayer callaron. Con una excepción: la de fuentes de Defensa citadas por la agencia Interfax que criticaron al Ministerio de Exteriores por no haber sido capaces de conseguir un corredor aéreo para llevar más tropas a Kosovo. La falta de permisos de vuelo impidió a Rusia desplegar el pasado sábado otros 600 soldados en Kosovo. El primer ministro húngaro, Víktor Orban, declaró ayer en París que rechazó el viernes la petición de Moscú, horas antes de que llegase al aeropuerto de Prístina una columna militar rusa.

Según Orban, cuyo país forma ya parte de la OTAN, los rusos solicitaron un corredor aéreo para seis aviones militares e, inicialmente, aseguraron que no transportarían tropas. Luego aclararon que habría unos 600 soldados. También ayer, la portavoz búlgara Stoyana Gueorguieva declaró que, el sábado, se recibió una petición similar de Moscú, que también se rechazó. Sofía sólo cambiará de actitud cuando se llegue a un acuerdo sobre la participación rusa en la fuerza internacional.