El BNG se afianza en las ciudades
La euforia que se desató en el Bloque Nacionalista Galego (BNG) en la noche electoral estaba teñida con un leve punto de decepción. Aunque los nacionalistas confirmaron su avance de los últimos años y se van a hacer con las alcaldías de tres importantes ciudades -Vigo, Pontevedra y Ferrol- , el PSOE logró detener su caída y el BNG no fue capaz de lograr el segundo puesto, tras el PP, como había hecho en las autonómicas de 1997. Tal vez las encuestas contribuyeron a crear unas expectativas desmesuradas porque, en cualquier caso, el nacionalismo gallego volvió a vivir el pasado domingo una jornada histórica, que confirmó que la formación liderada por Xosé Manuel Beiras ha logrado penetrar con fuerza en las clases medias urbanas y sigue acaparando el voto juvenil.
Si se miran los números en bruto, el avance del BNG no parece tan espectacular. Siempre que prosperen los previsibles pactos con el PSOE, la organización de Beiras sólo sumaría tres municipios más a la decena que ya gobernaba hasta el domingo. Pero cualitativamente el salto es mucho más grande. Hasta ahora, el BNG no contaba con ningún alcalde en localidades de más de 30.000 habitantes, y dentro de unos días pasará a presidir la corporación municipal de la ciudad más poblada de Galicia, Vigo (270.000 habitantes), así como Pontevedra (70.000) y Ferrol (80.000), una plaza emblemática para la izquierda.
Los nacionalistas añaden dos mayorías absolutas más -las logradas en As Pontes (A Coruña) y Poio (Pontevedra)- a las que cuatro que ya tenían en Allariz y Vilar de Santos, ambos en Ourense, y en las localidades coruñesas de Fene y Corcubión. Su único fracaso es haber perdido las alcaldías de los tres municipios de la península de O Morrazo, en la ría de Vigo, pero se trata de un fracaso relativo: en dos de las localidades -Cangas y Bueu- el BNG mejora sus resultados de 1995 y es la caída del PSOE la que propicia las mayorías absolutas obtenidas por el PP. En conjunto, los nacionalistas tendrán representación en el 80% de los 315 municipios de la comunidad.
A la formación de Beiras, que ha rescatado el viejo discurso anticaciquil que ya estaba muy presente en el nacionalismo gallego de principios de siglo, le cuesta trabajo expandirse en las zonas rurales de Lugo y Ourense, el gran feudo del PP. Pero en las provincias más urbanas su progreso es claro: en Pontevedra suben siete puntos porcentuales con respecto a 1995 y en A Coruña, más de cinco. La comparación entre las municipales y las europeas revela que, en cualquier caso, el BNG ha tenido que pagar el precio que habitualmente pagan los partidos que crecen muy rápido en muy poco tiempo sin margen para que sus dirigentes locales arraiguen más entre el electorado. De ahí que en las europeas, donde el voto es más ideológico y a las que se presentaba un líder muy conocido, el nuevo diputado en Estrasburgo Camilo Nogueira, los nacionalistas lograsen 50.000 votos más que en las municipales.
El PP seguirá gobernando en alrededor del 70% de los municipios gallegos, pero su batacazo en las ciudades ha sido sonoro y estropea sus resultados globales. Los populares van a perder cinco importantes alcaldías: Vigo, Pontevedra y Ferrol, que pasarán al BNG, y Lugo y Santiago, donde los socialistas dieron la gran sorpresa y van a obtener mediante pactos la alcaldía de una ciudad hasta ahora considerada un inabordable feudo del PP.
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