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La "pájara" MIQUEL CAMINAL BADIA

En estas elecciones ha ganado el menos malo. La elevada abstención es un reflejo de la baja intensidad con que la ciudadanía vive la política, especialmente cuando se habla de un lejano continente llamado Europa. Las elecciones podrían ser una buena oportunidad para hablar y deliberar sobre su objeto. Por ejemplo: se podían haber relacionado las elecciones municipales con las europeas para hacer pedagogía federal, y explicar una Europa que tiene sus bases en los municipios y que culmina en la Unión Europea. Nada de nada. El pulso europeo es tan bajo que los electores ya han asimilado la imagen de que votar Europa es poco importante, porque allí sólo van los quintos espadas, los políticos inconvenientes y los que caen en desgracia. ¿En qué circunstancia estarán Obiols, Vidal-Quadras y Pere Esteve? Clos es mucho mejor que Molins, según han sentenciado los electores de Barcelona, contando con los que se han abstenido. Porque el elector que no vota también decide, perjudicando especialmente al candidato por el cual votaría en el caso de ir a votar. La abstención no es incolora, es multicolor. Lo que sucede es que los colores se quedan tan tenues, se decoloran tanto por falta de convencimiento o interés, que el blanco los acaba confundiendo, sean votantes posibles del PP, de CiU o de cualquiera. Pero los resultados son de balonmano: Maragall ganó a Roca por 16 a 13. Clos lo ha hecho con Molins por 20 a 10. Definitivo. Si no hay un cataclismo, y teniendo en cuenta el comportamiento plebiscitario del electorado, hay Clos para años. El temor a que los partidos minoritarios pudieran no superar el listón del 5% en Barcelona se ha disipado. Es una buena noticia. Soy contrario a las barreras legales que entorpecen la presencia de los pequeños partidos en los ayuntamientos. Tampoco me gustan los sistemas cerrados en el bipartidismo o tripartidismo. Las minorías dicen cosas que los partidos mayoritarios jamás pronuncian por miedo a perder votantes. El centro es la autocensura de la democracia. Prefiero los extremos si lo son por la izquierda y no son extremistas. ERC ha salido airosa de la crisis producida por la salida de Colom y Rahola con actas de diputado incluidas. Felicidades. IC ha padecido más porque está resolviendo una crisis mucho más compleja que el estirabot independentista del PI con ERC. En IC hubo una escisión amparada desde IU; en ERC sólo hubo un golpe de teatro. Las divisiones se pagan por partida doble. Es lo que ha sucedido casi con crueldad en las elecciones europeas a IU (ha perdido cinco diputados) e IC (que ha perdido el escaño de Antoni Gutiérrez). Y queda la pregunta del millón: ¿hay un cambio de tendencia del electorado en Catalunya que puede afectar a las ya próximas elecciones autonómicas? Quién sabe, pero hay dos cosas claras. La marca del partido es importante, y si no que se lo pregunten a Pilar Rahola. Cuidado con las coaliciones maragallistas centradas en el candidato y ocultadoras de las siglas de los partidos. Y lo último pero no menos importante: Pujol no se puede permitir la más mínima pájara, porque no hay nadie en su equipo que le pueda ayudar.

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