Las urnas en su lugar

Dudo que sea exacta la aseveración de Gregorio Morán, para quien la transición convirtió el cinismo en virtud política. Sí creo que la generosidad de los demócratas puede degenerar en injusticia niveladora si no cultivamos la memoria histórica, lo que comporta recordar algo de dónde venimos cada uno. La reciente aprobación en el Congreso de una moción, apoyada por todos los grupos salvo el Popular, por la que se califica el alzamiento militar del 36 como golpe de Estado fascista comienza a poner las cosas un tanto en su lugar.

Pero hete aquí que el señor Piqué, en su calidad de portavoz gubernamental, tilda el discurso de Felipe González de "joseantoniano". Volvemos al jueguecito por el que el transformismo, en un alarde que envidiaría Frégolo, coloca sus propias casacas al espectador y hasta al contrincante.

Si la portavocía, las subvenciones mineras y la optimización de sus obligaciones fiscales le dejasen tiempo al señor Piqué, podría darse una vuelta por el registro de partidos políticos y comprobar que el PP continúa, como no podía ser menos, la ficha registral y la personalidad jurídica de Alianza Popular, y ésta a su vez las de una denominada "Federación de Partidos de Alianza Popular", conocida entre las gentes como "Los siete magníficos" (seis ex ministros y otro ex alto cargo franquistas), cuya comparecencia electoral no tenía otro objeto sino el expreso en su programa de defender el régimen anterior y continuarlo en lo posible.

Sociológicamente, habrá que preguntarse dónde está el partido que fuera del PP recoge el voto franquista o, en general, autoritario de derechas. No lo hay, porque no hace falta; ese voto tiene buen acomodo. Hasta para los seguidores, conscientes o no, de aquel fundador enterrado al lado del Centinela de Occidente.-