Cinco horas de drama en el despacho presidencial
Alberto Ruiz-Gallardón sufrió ayer las cinco horas más dramáticas de su larga carrera política. El 13-J era una fecha muy importante para el futuro de este dirigente popular que ha fijado su mirada en la meta más ambiciosa: la presidencia de la nación. Para participar en la carrera a La Moncloa necesitaba Ruiz-Gallardón "una mayoría suficiente". Desde las siete de la tarde hasta las doce de la noche, la mayoría que buscaba Ruiz-Gallardón le esquivaba por culpa de sondeos difundidos por cadenas de radio y televisión que aventuraban una victoria escasa, cuando no un empate técnico. Pero los sondeos se equivocaron y, a la una de la madrugada, Ruiz-Gallardón bajó desde su despacho hasta el patio de la Real Casa de Correos con todas las huellas de la tensión marcadas en su cara. A esa hora ya respiraba tranquilo: el 93% de los votos escrutados le daban 55 diputados, uno más que ahora, en un Parlamento regional que tendrá un escaño menos por las cosas de la población (de 103 pasará a 102).
La diferencia con la izquierda subirá de cinco diputados (de 54 contra 49) a ocho (55 contra 47). El apoyo a Ruiz-Gallardón de los madrileños bajó apenas dos décimas (de 50,9% cae a 50,7%).
Uno de sus colaboradores trató de explicar las dudas e incertidumbres de las primeras horas en los datos de participación: 61%, 10 puntos menos que cuatro años antes. "La gente se confió con las encuestas que hace una semana proclamaban que íbamos a arrasar", explicó un dirigente popular.
El fenómeno del sur
Nadie en el PP entendió los datos del sur, donde la insistencia del Partido Popular no pudo con la ola socialista, que se llevó prácticamente por delante a IU, recuperó mayorías absolutas olvidadas y arrasó en municipios como Fuenlabrada (62% de los votos). Izquierda Unida, con Ángel Pérez a la cabeza, sufrió un batacazo electoral que batió todas las marcas registradas en los archivos de la coalición. Cosechó los peores resultados de su historia (ocho diputados en un Parlamento de 102 escaños, cuando en 1987, su resultado más adverso, con un Parlamento de sólo 96 escaños, sentó a siete diputados en el hemiciclo).
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