Alejandro Goñi Presidente de los vendedores del Mercat de la Concepció

¿Era imprescindible la reforma del Mercat de la Concepció? R. Totalmente. El viejo mercado era inviable en la situación en la que se encontraba, tanto por el barrio como por el comercio de hoy en día. ¿Y ha tenido efectos, más allá de la modernización del mercado? R. Sí. Las cosas han cambiado mucho, tanto para el comprador como para el vendedor, y lo que más ha influido en ello es que el nuevo mercado está abierto todos los días laborables, salvo el lunes y el sábado, de ocho de la mañana a ocho de la tarde. Por eso, hemos mantenido la clientela de siempre, pero hemos ganado como nuevos usuarios a la gente joven que trabaja todo el día y aprovecha la hora de comer o la última hora de la tarde para comprar. Eso antes era imposible, además a los jóvenes no les gustaba un mercado decadente y con muchos puestos cerrados. Ahora, el de la Concepció se ha convertido en el mercado estrella. Desde nuestra postura, la de los vendedores, la reforma nos supone más trabajo, pero también nos ha compensado económicamente. ¿Entonces, la reforma de los viejos mercados es una estrategia acertada? R. Sí. Pero no estamos de acuerdo en la carga financiera que supone para los vendedores, que en definitiva sólo tenemos una concesión, ya que no somos propietarios de nada porque todo, incluido el suelo, es propiedad municipal. En nuestro caso, a los 60 vendedores que nos instalamos en el nuevo mercado la reforma nos supuso un desembolso de cerca de 1.000 millones de pesetas. Por eso consideramos que hay que buscar otros mecanismos. Y otra cosa que debe ser cambiada es la gestión del mercado, porque se sigue llevando desde el instituto municipal y no es un sistema administrativo operativo. Nosotros proponemos la autogestión para sacar más partido a la reforma.