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Reportaje:

Negocio a babor

Mermoz, Carousel, Reinassance 2, Monterey y Albatros. Los nombres de los cruceros modernos no se parecen a los de los buques que hacían la carrera de Indias, ni siquiera a los de los correos regulares que atravesaban el Atlántico desde Cádiz a La Habana, Puerto Rico o Veracruz. Son otra cosa, pero también traen riqueza a bordo. Al menos eso esperan los hosteleros, los comerciantes, los taxistas y las instituciones, que ayer esperaban importantes beneficios de la llegada de 4.789 turistas y tripulantes que arribaron a puerto, de los que 3.375 permanecieron en la ciudad. Más del 70%. El resto se desplazó a Sevilla, Jerez o Arcos. Franceses, británicos, norteamericanos, italianos y alemanes. Una embajada turística mundial que se apoderó ayer de buena parte de la ciudad, en especial del casco antiguo, del mercado de abastos, de los monumentos más emblemáticos y de los bares. A pie de cruceros, una caravana de información turística del Ayuntamiento repartió 2.000 planos de la ciudad. La mayoría no los necesitó: les bastó con seguir la línea roja trazada en el suelo que guía a los turistas por las rutas más interesantes del recinto histórico. Otra buena parte de la expedición tampoco precisó de ayuda para encontrar el perseguido pescaíto frito: el olor de los freidores les orientó lo suficiente. "Piden información sobre dónde comer pescaíto frito; se bajan del buque con esa obsesión", comentaba por la mañana, a pie de barco, Sandra Ojeda, una de las operadoras encargadas de recibir a los visitantes. Lo corroboraba, al mediodía, Rafael Alvárez, de la Marisquería Joselito: "Vienen con tres ideas fijas: los típicos fritos de pescado, la sangría y el gazpacho". Las estadísticas que se manejan sobre el gasto que hace cada visitante son dispares. El Ayuntamiento ha llegado a hablar de 55.000 pesetas diarias por persona, pero el presidente de la Autoridad Portuaria, Rafael Barra, lo rebajaba a la mitad. Los pescaderos del mercado gaditano incluso ironizaban sobre las compras de los turistas. Los llaman los diésel: "Dan muchas vueltas y gastan poco". Algunas tiendas han decidido adaptarse a los horarios de los barcos. Es el caso de Omnia, una tienda de pieles y artículos de regalos. "Lo que más se venden son chaquetas de piel para señoras", decía Carmen Delfín, su propietaria. La Delegación de Turismo pidió a los comerciantes que adaptasen sus horarios a la demanda de los visitantes. "Los turistas son una bendición para la ciudad", decía Enrique García Agulló, primer teniente de alcalde y responsable del área turística. Los tráficos de cruceros son uno de los siete puntales por los que apuesta el Plan estratégico del Puerto de Cádiz. En 1996, tocaron puerto 95 cruceros. Cuatro años después, la cifra se ha duplicado y las expectativas apuntan a que seguirá creciendo. "Los responsables del Renasaissance nos han informado que el año próximo multiplicarán sus escalas, en detrimento de otros puertos", según ha adelantado Rafael Barra. La empresa ha encuestado a sus clientes y su opinión va a pesar en el diseño de los próximos cruceros por el Mediterráneo y el Atlántico: Cádiz es una ciudad acogedora, con buen clima y segura. Eso piensan los turistas. Algunos de éstos, ingleses, se llevaron ayer un souvenir local impagable: las camisetas amarillas y azules del Cádiz C. F. cuando militaba en Primera División, que la chavalería intercambió con algunos turistas británicos. A cambio, se quedaron en Cádiz algunas elásticas del Manchester United, flamante campeón de Europa.

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