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GUERRA EN YUGOSLAVIA El camino hacia la paz

Las objeciones de Rusia dificultan el fin de la guerra

El G-8 no consigue aún un proyecto de resolución para que la ONU ratifique el acuerdo de paz

Pilar Bonet

Los ministros de Exteriores del G-8 se atascaron ayer en el intento de ultimar el borrador de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que permita legitimar al más alto nivel internacional el acuerdo concertado por el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, con los mediadores de la Unión Europea y Rusia el pasado día 3 de junio. Tras ocho horas de arduas negociaciones en Petersberg (cerca de Bonn), los jefes de la diplomacia de los siete países más industrializados y Rusia decidieron continuar hoy su trabajo en la vecina ciudad de Colonia. El ministro de Exteriores de Alemania, Joschka Fischer, se mostró optimista, y aseguró que se habían resuelto 17 de los 20 puntos que quedaban por concertar, pero no explicó cuáles.

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Antes, el portavoz de la delegación británica se había referido a una lista de 20 puntos que el ministro de Exteriores ruso, Ígor Ivanov, había traído consigo de Moscú. Al concluir la jornada, Ivanov se mostró confiado en que hoy se pueda alcanzar un acuerdo. "Llegaremos a un compromiso sobre la resolución y ustedes verán que se trata de una buena resolución", dijo el ministro ruso. James Rubin, el portavoz de la secretaria de Estado norteamericana, Madaleine Albright, se refirió a cuestiones de detalle "extraordinariamente difíciles" todavía por solucionar.Tanto Estados Unidos, como Francia, Reino Unido e Italia habían confiado en tener listo anoche el proyecto de resolución. Washington había querido incluso convocar una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para anoche mismo. Los acontecimientos confirmaron, no obstante, que Rusia estaba dispuesta a poner el máximo precio a su voto en una resolución del Consejo, consciente de que ésa era su última carta y de que no le convenía jugarla hasta tener amarrada las demás. Rusia volvió a exigir que los bombardeos de la OTAN concluyan antes de que se apruebe la resolución de la ONU.

La búsqueda de una fórmula a gusto de todos para combinar la retirada de las tropas serbias de Kosovo, el cese de los bombardeos de la OTAN y la resolución del Consejo de Seguridad era uno de los puntos claves del atasco. Los otros hacían referencias a la composición del contingente internacional de tropas, su mandato, su estructura de mando (y la vinculación de Rusia a esta estructura), la administración civil que se establecerá en Kosovo y el futuro de Milosevic, en tanto que inculpado por el Tribunal penal Internacional para la antigua Yugoslavia.

"Simultaneidad"

A la hora de establecer el vínculo entre retirada de tropas serbias (o su comienzo verificable) y el cese de los bombardeos de la OTAN, el concepto clave era el de "simultaneidad". Moscú no tenía ninguna prisa por avalar una resolución del Consejo de Seguridad en tanto los otros dos factores del problema no se hubieran resuelto."Los rusos no ocultan que hubieran querido que los bombardeos cesaran ayer o anteayer, pero la exacta sincronización no se debate aquí", dijo Rubin, dando a entender que este tema debía debatirse en Kumanovo.

A lo largo de toda la tarde se mantuvo la tensión. Mientras franceses, británicos y norteamericanos expresaban su confianza en que sería posible elaborar la resolución, los rusos se mostraban dispuestos a retrasar el debate uno o dos días, y hablaban de volver a poner el tema en manos de los directores políticos para abordarlo el miércoles en la nueva reunión de ministros de Exteriores del G-8.

En lo que se refiere a la vinculación de Rusia al mando del contingente internacional, un portavoz francés manifestó que la fórmula será semejante a la de Bosnia, pero más eficaz y con una mayor asociación de los rusos en el proceso de toma de decisiones. Todo esto suponía para los aliados una demora difícilmente sostenible a estas alturas del proceso. A Petersberg acudió ayer Martti Ahtisaari, quien había conversado por teléfono con Milosevic. Éste le confirmó que mantenía el compromiso adquirido, pero que no quería un acuerdo militar con la OTAN que tocara los aspectos políticos y que prejuzgara la resolución de la ONU.

Rubin reiteró que EEUU quiere "el comienzo de una retirada verificable de las fuerzas serbias" antes de interrumpir los bombardeos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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