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EL'CASO BANESTO'

Coge el dinero y defiéndete con él

Fondos de Carburos son usados en su defensa legal por la fundación que los cobija

Los 1.344 millones de pesetas (18,6 millones de francos suizos) pagados por la multinacional Air Products el 6 de abril de 1990 no entraron en Banesto, que vendió una opción a la multinacional americana, pero fueron a parar a dos cajas diferentes. Casi 150 millones de pesetas (1,47 millones de francos suizos) se los quedó Jacques Hachuel y los restantes 1.194 millones de pesetas (17,099 millones de francos suizos) fueron ingresados por un abogado llamado Peter Schwarz, que actuaba en nombre de Banesto (esto es, Mario Conde y Arturo Romaní en la época) en una cuenta de la Fundación Levis, creada en Liechtenstein por el bufete del abogado Herbert Batliner.Los beneficiarios de dicha fundación hicieron saber al bufete Batliner, tras la querella criminal que dio lugar en España al caso Banesto, que renunciaban al dinero, tras haber cobrado rendimientos del principal durante los años 1990-1993. En agosto de 1996, poco después de que el bufete Batliner hiciera saber a Banesto esta realidad, el banco inició una demanda civil en el principado centroeuropeo de Liechtenstein. Consiguió inmediatamente una orden judicial para bloquear el dinero mientras se sustanciaba el juicio civil.

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La Fundación Levis, que no quiere entregar los fondos con el argumento de que Banesto no es el único que los solicita -finalmente también Hachuel ha exigido en Liechtenstein los fondos depositados en Levis-, obtuvo a finales de 1998 autorización judicial para pagar los gastos de administración de la fundación, la remuneración de los consejeros y las minutas de su defensa legal contra Banesto, que cobra el mismo bufete de abogados que gestiona la fundación. Recientemente, el pasado mes de mayo, Banesto presentó un recurso de revisión ante el Tribunal Supremo de Liechtenstein contra la resolución judicial. Los abogados de Banesto quieren evitar que los administradores de Levis utilicen el patrimonio originado en la llamada Operación Carburos para financiar precisamente una batalla legal que pretende evitar la entrega de esos fondos a quien proclama ser su legítimo propietario, es decir, Banesto.

Desde que se inició el pleito civil en Lichtenstein, los gastos pagados con cargo al dinero de la Operación Carburos ascienden, según la minuta elevada por el bufete de Herbert Batliner al tribunal, a 275.000,4 francos suizos (unos 28 millones de pesetas) A ello se suman otras cantidades, unos 100.000 francos suizos (104 millones de pesetas), por otros conceptos.

El administrador de la fundación Levis es Hans Gassner, miembro del bufete Batliner & Partner, un hombre al que Mario Conde, según declaró en el juicio oral, conoce desde mediados de los años setenta. Asimismo, ha creado otras sociedades para Arturo Romaní como Jarnac Establishment o Selino Establishment, ambas en Liechtenstein. Gassner se ha negado, recientemente, a comparecer como testigo en el juicio oral.

Herbert Batliner, de 71 años, regenta el principal bufete de Liechtenstein.Ha sido presidente del Tribunal Constitucional del citado paraíso fiscal y consul general de Austria, amén de mantener estrechas relaciones personales con el príncipe, su Alteza Hans Adam II.

Batliner compró, hace un par de años, un chalet en una urbanización de Marbella, a la que acude con muchas frecuencia. De lejos, ha logrado establecer el principal bufete de abogados y fideicomisarios de varios miles de fundaciones. Se estima que en Liechtenstein existen unas 75.000 fundaciones. Y la parte del león la posee Batliner.

Desde que comenzó la batalla de Carburos, el bufete Batliner mantuvo silencio durante dos años y medio (1994, 1995 y parte de 1996). Sólo cuando la acción legal de Banesto comenzó a orientarse en Zúrich (Suiza) hacia el abogado Peter Schwarz, el hombre que envió el dinero procedente de la Operación Carburos a la Fundación Levis, por instrucciones del tándem Conde-Romaní, apareció el bufete Batliner. Fue el propio Gassner, quien, en junio de 1996, ante la información que le proporcionó Schwarz, confirmó a Banesto que el dinero lo poseía la fundación Levis.

La colaboración terminó allí mismo. Fuentes jurídicas consultadas en Zúrich estiman que Batliner tiene muchos clientes españoles como para vacilar. "Batliner es un hombre muy conocido en ciertos círculos españoles y una colaboración suya con Banesto podría quitarle la confianza de esa gente, de la cual, en última instancia, vive", dijo un banquero zuriqués.

Acto perverso donde los haya, el bufete que se resiste a entregar el dinero a Banesto utiliza parte del mismo para ello.

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