Líbano recupera Yesín 15 años después
La mayoría de los milicianos aliados de Israel ha optado por desertar o rendirse a las nuevas autoridades
ENVIADO ESPECIAL"¿Estamos liberados?". Los 4.000 supervivientes de la comarca de Yesín, a poco menos de un centenar de kilómetros del sur de Beirut, acaban de estrenar libertad. Les cuesta creer que las milicias proisraelíes del general Antoine Lahad se hayan retirado totalmente de su territorio, tras 15 años de ocupación, sin pedir aparentemente nada a cambio. El Gobierno de Líbano, sin hacer caso de la perplejidad y el miedo de los vecinos, ha recuperado el control efectivo del enclave, convirtiéndolo en una gran victoria sobre el más terrible de sus enemigos: Israel.
"¿Estamos liberados?", se preguntan una y otra vez temerosos los habitantes del enclave de Yesín desde que la semana pasada el general Antoine Lahad, líder de las milicias proisraelíes del Ejército del Sur de Líbano mandara retirar sus tropas de todo este territorio. El repliegue afectó de un plumazo a 31 poblados, diseminados en una región montañosa cercana a los 200 kilómetros cuadrados, que en poco menos de dos días vieron desaparecer a todas las fuerzas ocupantes, compuestas por poco más de dos centenares de hombres, varias decenas de carros de combate y una treintena de blindados para el transporte de tropas.
El enclave de Yesín fue ocupado en 1985 por las fuerzas proisraelíes del general Antoine Lahad, que acudieron al lugar en ayuda de un sector importante de la región, los cristianos maronitas, temerosos por la presencia y las actividades guerrilleras de las milicias shiíes del Hezbolá. La presencia de los hombres de Lahad en la región, lejos de lograr la tranquilidad de Yesín, la convirtió en uno de los escenarios más sangrientos y turbulentos de una larga guerra tras la cual se encuentra Israel.
"La situación ha sido increíble. La guerra ha sido constante. En la mayoría de las familias hay muertos, en uno u otro bando. Muchos de los vecinos de la zona han tenido que huir buscando refugio en Beirut o en otras zonas del país. Así, hemos pasado de los 60.000 habitantes a poco menos de los 4.000", asegura Elías Abuzed, director del colegio de la aldea de Haitura, donde hoy sólo se imparten clases para cuatro alumnos, a pesar de contar con seis profesores y aulas para cerca de 300 escolares. La escalada de la tensión se hizo insostenible desde hace poco menos de un mes, cuando las milicias guerrilleras del Hezbolá empezaron a actuar con más eficacia, acosando sin cesar y con más éxito a las tropas ocupantes proisraelíes. "El pasado mes de mayo pedimos a los hombres de Lahad que dieran por perdida su guerra, que se retiraran del territorio y que nos permitieran vivir en paz", asegura el padre Paul Jawand, de la Orden Libanesa Maronita, la congregación católica más importante e influyente del enclave de Yesín.
Las presiones de la sociedad civil de Yesín obligaron finalmente el pasado 30 de mayo a que Lahad diera la orden de retirada de sus tropas, iniciándose de esta manera un repliegue que cogió por sorpresa a sus propios hombres, la mayoría de los cuales ha preferido desertar, quedándose en su zona de origen y entregándose al Ejército libanés.
"Yo les aconsejé que se entregaran y se enfrentaran a un juicio ante los tribunales de Líbano; después de todo no es un pecado mortal haber combatido en las milicias proisraelíes", afirma con contundencia el padre Paul Jawand mientras asegura que las puertas de su iglesia permanecerán abiertas para dar refugio y asilo temporal a todos aquellos que, por haber colaborado con el Ejército ocupante, sientan miedo por la nueva situación.
Cerca de 200 milicianos se han rendido a las nuevas autoridades. Lo hacen de manera discreta, en pequeños grupos, de madrugada o por la noche, acercándose a los controles de la gendarmería libanesa. En algunos casos llegan acompañados para su rendición por vecinos o amigos, que se comprometen a cuidar de sus mujeres e hijos mientras permanezcan en prisión.
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