El coche de la ministra
Paso todas las mañanas a primera hora por delante del portón del Ministerio de Justicia, en el madrileño barrio de Noviciado. Hoy he visto una vez más como ha salido de dentro del edificio un guardia civil tocado con el tricornio reglamentario y, pito en la boca, ha detenido el tráfico de la tumultuosa calle de San Bernardo para que la solemne ministra de Justicia no tenga que ceder el paso para entrar en su patio.Una vez más, como cada una de las que contemplo esta escena, me pregunto si no podría el vehículo de la ministra dar la vuelta a la manzana para evitar ceremonias públicas innecesarias. Seguridad, me contestarían.
Discreción, les contestaría yo, lo que le falta a los políticos y a los cargos públicos en general es un poquito más de discreción, trabajar en silencio y dejar de hacer ruido.
Y encima, ahora que llegan las elecciones y empiezan a llenarse las calles de florecitas, el sentimiento de que le estan tomando a uno por estúpido va creciendo más y más.-