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Un milagro económico en tierras cordobesas

Lucena es industria y desarrollo económico, con las ventajas que ello conlleva, pero también con sus inconvenientes. Entre las primeras, la alta tasa de actividad. En este pueblo, el más grande de la provincia de Córdoba, el paro es casi inexistente. Al contrario que en la mayor parte de las localidades de la Andalucía rural, al hablar con los ciudadanos no se demanda empleo, lo que se pide es mayor calidad del mismo. Los sindicatos no critican la falta de industria, sino la precariedad laboral. El candidato local de IU, Antonio María Cabrera, enarbola la bandera de las 35 horas semanales, consciente de que ese es el próximo objetivo, una vez conseguido el pleno empleo. Buen panorama económico que los lucentinos justifican en lo más profundo de sus raíces: es como una consigna aprendida, cualquier ciudadano se remonta al origen judío de la localidad para cimentar el carácter emprendedor de sus habitantes. Sea o no cosa de genes, lo cierto es que en Lucena las industrias florecen en los sitios más insospechados. Y éste es precisamente uno de los mayores problemas del pueblo. El crecimiento de la ciudad se ha visto desbordado por el fuerte desarrollo económico, lo que ha dado lugar a un pequeño caos urbanístico. En el haber, Lucena cuenta con una importante actividad de fábricas de muebles, a la que se une el sector de la industria del frío, manufactura de congeladores y mostradores frigoríficos para uso del comercio agroalimentario. Junto a ello, la ya decadente industria del metal, una importante producción de aceituna y un desarrollado sector servicios. En el debe, la falta de planificación para acoger el gran crecimiento industrial registrado en la ciudad en los últimos 15 años. Los cinco polígonos existentes no dan abasto para satisfacer la demanda de suelo. Ello ha provocado que las fábricas se instalaran junto a las carreteras de acceso al pueblo, en terreno no industrial, acogiéndose a las excepciones previstas en la Ley del Suelo, con el consiguiente encarecimiento del mismo. Los políticos locales creen haber solucionado el problema aprobando el pasado año, con el consenso de todos los grupos, la renovación del PGOU. En él se contempla la creación de un nuevo polígono industrial con una superficie de 500.000 metros cuadrados. Cuando aún no han empezado las obras, la Asociación de Empresarios de Lucena ya protesta porque dice que se ha quedado pequeño. Los problemas por el crecimiento de la ciudad se extienden al núcleo urbano. Aparcar el coche en Lucena es algo harto complicado. Asimismo, el precio de la vivienda no para de subir. El número de vecinos crece año tras año. La cifra oficial de habitantes -aprobada en enero de 1998- es de 35.564; un año más tarde, y aunque aún no ha sido rubricada por el Instituto Nacional de Estadística, el Ayuntamiento la sitúa en 36.186. Y hablamos de habitantes de derecho. Se estima que al menos 6.000 personas más viven o se desplazan a diario a Lucena para realizar su trabajo, dando empleo a gran parte de los pueblos de la comarca. Restricciones de agua Prueba del buen índice de actividad son los 376 inmigrantes, en su mayor parte magrebíes, registrados por las autoridades locales. Todo ello provoca una cada vez más insuficiente red de servicios. Precisamente la pasada semana Lucena empezó con restricciones de agua, aunque el pantano de Iznájar, próximo al pueblo, se encuentra a un 70% de capacidad. El problema es que la demanda de agua no deja de subir año tras año y las infraestructuras de suministro son insuficientes y anticuadas. En la misma línea se sitúan las reivindicaciones de los lucentinos respecto a la construcción de un segundo centro de salud, así como la de otro instituto de secundaria. El dibujo de Lucena no quedaría completo sin citar la más vieja de sus demandas: la construcción de la autovía Córdoba-Antequera. Si su crecimiento es en cierto modo inexplicable, aún lo es más considerando sus malas comunicaciones. La ciudad no dispone de ferrocarril, y su unión con la capital, a 72 kilómetros de distancia, es una antigua nacional saturada de camiones. El viaje a Málaga, situada a 115 kilómetros de distancia, no lleva más de una hora, gracias a la conexión con la A-92 a la altura de Antequera. Sin embargo, los vecinos de Lucena emplean en algunos casos hasta una hora y cuarto para llegar a Córdoba, centro de referencia inevitable para multitud de gestiones administrativas. Entre las candidaturas que optan a la alcaldía una sola cara nueva, la del socialista José Luis Bergillos. El PP, que actualmente gobierna la ciudad, repite candidato con Antonio Ruiz-Canela. Por su parte, la lista de IU está encabezada por Antonio María Cabrera, actual portavoz de su grupo municipal. Por último, el PA intentará conseguir con Juan Manuel Martín un acta de concejal, algo inédito hasta el momento en el Ayuntamiento de Lucena.

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