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Reportaje:

Un nuevo 'Rasputín' en el Kremlin

El misterioso magnate Abramóvich ejerce máxima influencia en la 'corte de los milagros' de Yeltsin

A Nicolás II, el último zar, ejecutado por los bolcheviques, junto a su familia, en 1918, le bastó con un Rasputín, pero el presidente ruso, Borís Yeltsin, que actúa a veces como un rey absoluto, tiene al menos dos. Borís Abramóvich Berezovski y Román Arkadiévich Abramóvich no sólo comparten su origen étnico, sino fuertes intereses económicos y un acceso privilegiado al Kremlin, que se traduce en influencia y poder.A Berezovski le gustan las candilejas, pero Abramóvich prefiere estar entre bastidores. Sin embargo, tras la última crisis de gobierno, le será muy difícil a este misterioso magnate de 32 años mantener el perfil bajo que cultivó mientras se abría paso en la "corte de los milagros" de Yeltsin.

El semanal Versia organizó un concurso para conseguir fotos de Abramóvich. Quedó desierto. Itogui, el programa político estrella del canal de televisión NTV, tuvo que recurrir a una breve filmación de una antigua conferencia de prensa para ilustrar la información sobre él.

El enigma llega hasta el origen de su fortuna, cuyo volumen, por supuesto, es desconocido. Oficialmente, Abramóvich es tan sólo el jefe de la oficina moscovita de la petrolera Sibneft. En realidad, parece estar detrás de cuatro compañías que, a su vez, controlan la empresa citada, una de las más poderosas de Rusia.

The Moscow Times liga al magnate misterioso con Berezovski, de 53 años, y con el banco SBS-Agro, base del imperio de Alexandr Smolenski, de 44. Hace un par de meses pesaban contra estos dos últimos oligarcas órdenes de detención por prácticas empresariales ilegales, lo que les obligó a exiliarse, uno en París y el otro en Viena. La destitución de Yevgueni Primakov como primer ministro volvió a dejar las cosas "en su sitio"; es decir, como estaban antes de la megacrisis financiera de agosto de 1998, con Yeltsin y su corte como medidas máximas del poder en Rusia.

Alexandr Korzhakov, el ex jefe de seguridad de Yeltsin que se vengó de su despido vergonzante con unas jugosas memorias, considera a Román Abramóvich el cajero del presidente y su familia, un papel que muchas veces se ha atribuido a Berezovski. El hilo de la madeja conduce supuestamente, a través de compañías y operaciones interpuestas, hasta Alexéi Diachenko; de ahí, a su mujer, Tatiana, y de ésta, hasta su padre y jefe: Borís Yeltsin. Fuentes del Kremlin niegan toda veracidad a las especulaciones sobre un papel decisivo de Abramóvich y Berezovski en la destitución de Primakov y la formación del nuevo Gobierno, pero nadie les cree. Los periódicos ven la mano de uno de los dos, o de ambos, en los nombramientos clave, como el del vicejefe de Gobierno Nikolái Axiónenko, y hablan de la casa nostra, el clan, la familia y el politburó del Kremlin. Se refieren con todas estas denominaciones al mismo foco decisorio que rodea a un Yeltsin enfermo y de comportamiento errático, y que busca la forma de imponer a un sucesor del partido del poder que respete sus privilegios y no les meta entre rejas.

En ese grupo restringido se incluye a Abramóvich, Berezovski, Tatiana y dos hombres próximos a los dos magnates: el jefe de la Administración presidencial, Alexandr Volóshin, y uno de sus dos predecesores en el cargo, Valentín Yumáshev, que sigue siendo "asesor" sin sueldo del presidente.

Para el influyente diario Kommersant, Serguéi Stepashin "ya no es primer ministro" en la práctica, después de tragarse tantos sapos a la hora de formar Gobierno. Lo que, según numerosos analistas, se está forjando es la base económica para la elección del futuro presidente. Tal vez por ello, Kommersant publicaba ayer un gráfico en el que se encuadraba a los diversos ministros en dos grupos: el controlado por Stepashin y el dominado por Berezovski, Abramóvich y Axiónenko. Las dotaciones presupuestarias del primer contingente son, aproximadamente, un 30% inferiores a las del segundo.

Pero no está claro que haya sólo dos Rasputines. Anatoli Chubáis, de 43 años, ex vicejefe de Gobierno que hizo y deshizo en el Kremlin (en frecuente pugna con Berezovski), y que hoy dirige el monopolio eléctrico, ha presumido de desempeñar un papel clave en la formación del nuevo Gobierno.

Además, no está tan claro que Berezovski y Abramóvich vayan a ser aliados por mucho tiempo, incluso hay rumores de que ya se han convertido en rivales. Y es que es muy difícil que dos gallos convivan en el mismo corral.

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