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Mandela pide a Suráfrica votar hoy sin violencia en las elecciones que suponen su salida del poder

Nelson Mandela, el arquitecto del desmantelamiento del apartheid, pidió ayer a sus compatriotas un voto sin violencia. Las elecciones de hoy, las segundas multirraciales de la historia de Suráfrica, representan ante todo una prueba de madurez democrática en la era pos-Mandela. Esta obsesión no es baladí: en los comicios de 1994 perdieron la vida más de 2.000 personas durante la campaña electoral. Las encuestas auguran una aplastante victoria del Congreso Nacional Africano (ANC), que podría obtener entre el 59% y el 65% de los votos nacionales y el control de ocho de las nueve provincias del país.

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El ambiente político es hoy, cinco años después de aquellas dramáticas elecciones, muy diferente. El miedo de entonces a un Gobierno negro ha desaparecido. La labor del futuro presidente, que será el sucesor designado de Mandela, el actual vicepresidente, Thabo Mbeki, estará más orientada a profundizar en las reformas y a tratar de invertir la actual crisis económica. Los cimientos de la democracia están echados. Falta por superar la cultura de intolerancia y de intimidación, que no ha desaparecido del todo, y cohesionar a un abanico de razas y etnias bajo una única bandera.Tal vez por eso, Mbeki, que no cuenta con el extraordinario carisma de Mandela, se ha apresurado a hacer pública una carta abierta dirigida, sobre todo, a la comunidad blanca, minoritaria en número, pero esencial para la economía del país. En esa misiva, Mbeki les garantiza que el nuevo Gobierno les ofrecerá la seguridad necesaria para que puedan seguir trabajando por el futuro de Suráfrica. "Cuando usted vote mañana [por hoy], siéntase libre para elegir el partido que más le satisfaga, sin miedo alguno de que su decisión pueda comprometer su futuro personal", dice.

Estas elecciones tienen, además, un componente sentimental clave: son la representación pública de la larga retirada de Nelson Mandela de la política activa, un recorrido que lleva meses realizando de forma pausada para que la transición sea lo más tranquila y ordenada posible.

Aunque hasta ahora todo ha funcionado bien, ese temor a la violencia es el sentimiento que prevalece el día antes de las elecciones. El Gobieno ha desplegado 100.000 hombres para vigilar la buena marcha de las votaciones. Brigalia Bam, presidenta de la Comisión Electoral Independiente, encargada de todo el proceso y del posterior escrutinio, es de las más optimistas. Por eso, ayer mostró su profundo convencimiento de que "todo irá bien.

El "rodillo" negro

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Todas las encuestas garantizan la victoria del ANC, el partido de Mandela y Mbeki, y sobre el que pivotó la lucha armada y política contra el sistema de segregación racial. Se espera que esta formación alcance entre el 59% y el 65% de los votos y obtenga el control de las Asambleas regionales en ocho de las nueve provincias.El ANC cuenta con el apoyo del 90% de la población negra, mayoritaria en este país de 40 millones de habitantes. Este rodillo hace imposible cualquier sorpresa. No obstante, hay dos aspectos a tener en cuenta: saber si Mbeki es capaz de superar el 62% que logró Mandela en 1994 y si el ANC alcanzará los dos tercios de los 400 diputados que componen el Parlamento y que le permitirían modificar la Constitución.

El segundo puesto dependerá, sobre todo, del voto blanco. El antiguo Partido Nacional (NP), garante del apartheid, se presenta a los comicios con una ligera modificación de sus siglas (Nuevo Partido Democrático). En 1994 logró el 20,5% de los votos, pero en estos años de mandelamanía no ha sido capaz de frenar su declive, renovar sus ideas y presentar nuevos rostros sin compromisos con el pasado. Su rival directo es el ascendente Partido Democrático (DP) de Tony Leon, que hace cinco años quedó en tercer lugar, a menos de dos puntos del NP.

Leon, en su cierre de campaña, pidió el voto para su partido, el único, a su juicio, que puede llevar a cabo una oposición constructiva y de futuro. Las esperanzas del DP residen en su capacidad de atraer los votos de otras minorías, como la india.

Las últimas encuestas aseguran que un 15% de los 18 millones de ciudadanos registrados para votar (requisito imprescindible según la ley electoral surafricana) aún no han tomado una decisión firme. De ellos dependerá el segundo puesto y los dos tercios de los diputados por los que aspira el ANC. El temor a la violencia en el día de las elecciones está muy unido al mismo proceso electoral. Con casi 15.000 colegios electorales diseminados por el país, las posibilidades de irregularidades o de fallos a la hora de transmitir los resultados son grandes. Por el momento, está descartada la idea de prolongar el día electoral al jueves para facilitar que todos los registrados puedan ejercer su derecho al voto.

Las papeletas serán escrutadas mesa por mesa. El resultado será enviado por fax, ordenador o teléfono a la Comisión Electoral. Hay problemas con el suministro de papeletas y de las tarjetas que habilitan como votante inscrito. El simulacro realizado ayer con el gran ordenador central para comprobar su funcionamiento resultó un espectacular fracaso. Son sólo los síntomas de este esfuerzo titánico.

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