De tiendas con Portabella AGUSTÍ FANCELLI
Cuarto día de campaña. Hoy, bolo por el pequeño comercio de Gràcia, con Jordi Portabella. ¿Con quién ha dicho? Con Jordi Portabella, candidato a la alcaldía barcelonesa por Esquerra Republicana de Catalunya-Els Verds (ERC-EV). Título no le falta. Este chico va para alcalde, seguro. La cita era a las 18.00 horas, en Travessera de Gràcia con Gran de Gràcia. Una esquina inhóspita. Aceras estrechas, ruido atronador. La cuadrilla informativa está plantada ante un puesto de helados. Comenta las incidencias del día: varios periodistas han estado con Portabella a las nueve de la mañana en el aeropuerto de El Prat, donde el candidato realizaba un trabajo de campo sobre el puente aéreo. Son auténticos veteranos: en la jungla conviene no perderles de vista, si uno quiere salvar el pellejo. Las 18.20. "Qué raro", dice un veterano, "suele ser puntual". "Qué raro", dice otro veterano, "suele ser puntual". "Con lo puntual que es, efectivamente es muy raro", asiente el novato, con algún temor a que le caiga una colleja. Las 18.40. Un veterano se ha ido a rellenar una quiniela, otro a comprar un cupón de la Once. A la chica de prensa de ERC la oreja se le ha convertido en un teléfono móvil: "Ahora llega". Pero no llega. Las 18.50. Llega Portabella. A zancada larga, subiendo Gran de Gràcia. "Perdonad, sabéis que no es mi estilo, pero se me han cruzado varias entrevistas". "Es verdad, no es su estilo, se le habrán cruzado las entrevistas", concede un veterano. "Es verdad, no es su estilo", conviene otro. "Qué duda cabe de que las entrevistas le han retrasado, porque éste no es su estilo", rubrica el novato en vista de que no caen collejas. "Bueno, a ver, el pequeño comercio", enuncia Portabella en la misma esquina. "¿Qué va a hacer?", pregunta el novato a un veterano. "Un corte de voz", le contesta éste. "Claro, un corte de voz", asiente el novato. "El pequeño y mediano comercio da más al Ayuntamiento de lo que el Ayuntamiento le da a él. Proporciona cohesión social y vivacidad a los barrios... en cambio, las grandes superficies...". Etcétera. Fin del corte de voz. "¿Ya está?", pregunta el novato. "No, ahora va a ver tiendas", responde el veterano. 18.55. Portabella emprende el asalto a las tiendas. Va tan lanzado que, cuando irrumpe en una, produce cierto susto en comerciantes y clientes. "Soy Portabella y me presento a la alcaldía de Barcelona. ¿Todo bien?". La mayoría, tranquilizada por la cara de buen chico del candidato, le dice que sí, que todo bien o que más o menos bien. Sólo la encargada de una tienda de moda le dice que hay problemas. "¿Qué problemas?", se interesa Portabella. "El ruido", le contesta la señora. "¡Esto no me lo esperaba!", le suelta el candidato. No se lo esperaba, efectivamente, pues no le dice nada al respecto. Hoy va de pequeño comercio, señora.La carrera prosigue por las callejas del barrio. Demonio con el pequeño comercio, y cuánto hay. El novato va echando el bofe. De repente, se da cuenta de que, prácticamente, es el único periodista en el séquito del candidato. Llega exhausto a la plaza de Rius i Taulet. Y allá se encuentra de nuevo con los veteranos, que se han quedado tomando el fresco bajo la torre del reloj y ahora piden a Portabella un nuevo corte de voz.
