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Una Cámara trilingüe centrada en el conflicto social

Durante la IV legislatura han quedado pendientes de resolución los dos principales compromisos asumidos por el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana: la reforma del Estatuto y el final del conflicto lingüístico. El primero de los compromisos ha sido un debate marcado por la agenda política española -especialmente por las tensiones de los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, de un lado, y la necesidad de reformar los estatutos del 141, por otro-, que no ha tenido correlación con las prioridades de los valencianos. El segundo de los compromisos del presidente, la resolución del conflicto lingüístico, ha sido un debate permanente sobre el fuero y el huevo que ha tenido su traducción en un recrudecimiento de las posturas secesionistas del valenciano respecto al catalán y del academicismo que afirma que el valenciano es una variante dialectal. El único punto de encuentro sólo ha existido en los partidos mayoritarios (PP y PSPV) y se ha restringido a la aprobación de una ley de creación de la Acadèmia Valenciana de la Llengua por ahora vacía de contenido e inoperante. En esta legislatura las Cortes han inventado el trilingüismo tras lograr los regionalistas que el diario de sesiones se publicase en castellano, valenciano normativo y una especie de lenguaje extraño difícil de leer, hasta para quienes lo defienden, lo que no ha sido obstáculo para que diariamente inventasen nuevos vocablos. Editorial folclórica La presidencia de las Cortes en manos de Unión Valenciana ha servido también para incrementar notablemente el trabajo editorial de la Cámara que ha llegado a editar en estos cuatro años un total de cinco cómics con elementos históricos erróneos; tres libros sobre Ausiàs March, tres lujosos volúmenes con la obra Spill de Jaume Roig; dos tomos sobre el Proceso sobre la ordenación de la Iglesia valentina; un libro titulado Valencia, cuna de las farmacopeas oficiales españolas; un CD de Canço Popular Nadalenca con grupos afines a los regionalistas y otras publicaciones, todas ellas secesionistas. La presión de Unión Valenciana en materia lingüística sobre el PP obligó también a Zaplana a convocar un pleno extraordinario sobre la sentencia del Tribunal Constitucional referida al uso del catalán en la Universidad de Valencia, donde se volvió a evidenciar la diferencia de postura entre derecha e izquierda. Zaplana también convocó un segundo pleno extraordinario sobre la autonomía universitaria, tras los incidentes con el rector de la Universidad de Alicante, Andrés Pedreño.

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