Milosevic, criminal de guerra

Ningún dirigente político merece más que Slobodan Milosevic rendir cuentas a la justicia de las naciones. La acusación de Milosevic anunciada por Louise Arbour, la fiscal jefa del Tribunal Penal Internacional, ofrece un motivo de satisfacción política y moral para los que rechazan la limpieza étnica en Kosovo. La decisión puede marcar también un punto de inflexión en la campaña aérea de la OTAN. (...) Desde ahora, la justicia internacional sitúa el respeto a los derechos humanos por encima de la autoridad estatal. Priva así a los dictadores de su última coartada, la soberanía nacional. (...)

La iniciativa de Louise Arbour representa (. . .) una nueva etapa. Por primera vez en la historia de la diplomacia, un jefe de Estado en activo es inculpado por un tribunal internacional.

El procesamiento de Slobodan Milosevic complica la ya difícil tarea de los diplomáticos. Es una contradicción aparentemente insuperable que al pie de un acuerdo de paz figure la firma de un presunto criminal de guerra contra el que la justicia internacional ha dictado una orden de arresto. (. . .) ¿Puede Rusia, ya cansada por su infructuosa mediación, seguir negociando con un personaje desterrado del concierto de las naciones? Milosevic contaba con la complacencia de Moscú y el doble lenguaje de Occidente para escapar del Tribunal Penal de La Haya. (...) La negociación entre Belgrado y los aliados, aparentemente rota por la decisión de Louise Arbour, sólo se ha vuelto más laboriosa.

28 de mayo