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Los MIR y la calidad de la sanidad ANDREU SEGURA

Los médicos internos y residentes (MIR) justifican su protesta contra la promulgación del decreto que pretende facilitar el acceso extraordinario al título de médico especialista a otros profesionales en la defensa de la calidad de la sanidad, que ven amenazada por carecer estos últimos de la garantía de capacitación que, a su juicio, proporciona el sistema oficial de formación MIR. Junto a ese loable motivo se encuentra, también, la defensa de un lugar de trabajo. Si los MESTOS (médicos que ocupan lugares de trabajo que requieren legalmente la titulación, pero a los que no les ha sido exigida) debieran poseerla indispensablemente, serían de esperar mejores oportunidades de colocación para los nuevos especialistas. Y, al contrario, si los MESTOS obtienen la titulación, se colocan en una posición de ventaja ya que al requisito legal añaden su experiencia profesional. Esta motivación corporativa, desde luego legítima, interesa menos a la sociedad que la defensa de la calidad asistencial. Por eso conviene analizar el previsible efecto que la eventual entrada en vigor del decreto supondría sobre la capacidad de los profesionales. Los especialistas formados por el sistema MIR ¿pueden acreditar objetivamente una mejor adecuación al desempeño del ejercicio profesional que los candidatos al título por la vía excepcional? En ausencia de una evaluación sistemática de la calidad de la formación recibida por los MIR -actualmente no se les somete a ninguna prueba objetiva de su capacidad-, un argumento de los huelguistas es que ellos han debido superar un examen para acceder a los respectivos programas de formación. Lamentablemente, el examen de acceso al MIR es uno de los puntos débiles del sistema. Las características técnicas del examen han adolecido de notables insuficiencias, y aunque algunas de ellas se han corregido, el examen se limita a los conocimientos, ignorando las habilidades o destrezas y las actitudes de los candidatos. Un estudio sobre la aptitud de los MIR que acababan de ser seleccionados demostró la falta de relación entre la calificación obtenida en el examen y la capacidad de orientación diagnóstica y terapéutica de los especialistas en formación. Tampoco se observaron diferencias cuando se comparó a los MIR con estudiantes de sexto de medicina. La calidad técnica de los eventuales aspirantes a la titulación extraordinaria ¿es comparable a la de los especialistas MIR? Los requisitos exigidos en el proyecto de decreto incluyen una experiencia profesional en el ámbito de la especialidad de al menos un 50% superior a la duración del programa oficial de formación de la especialidad. Así, si el programa dura cuatro años, el candidato debe acreditar seis. También requiere demostrar, mediante la presentación del currículo -si éste resulta suficiente para los representantes de la especialidad- o mediante la superación de un programa de formación complementaria, que su formación es similar a la procurada por el sistema MIR. Los MIR temen que estos requisitos sean un coladero. Pero ello depende del rigor de quienes los apliquen. Sin embargo, suponen la posibilidad de que, por primera vez, el sistema sanitario español se dote de mecanismos de acreditación explícitos. En algunas especialidades médicas como la de medicina preventiva y salud pública, la mayoría de quienes podrían optar al título han debido superar alguna prueba de acceso formal, ya que trabajan en las administraciones públicas. En este caso, además, el título de la especialidad sólo se exige para optar a lugares de trabajo de los servicios de medicina preventiva hospitalarios. El decreto, en cambio, lo exigiría para todas las plazas de trabajo relacionadas con la medicina preventiva y la salud pública. Lo cual contribuiría, a su vez, al desarrollo de la salud pública en España, una especialidad que no es clínica, de manera que la capacitación profesional que ofrecía el sistema MIR, hasta la modificación del programa de formación en 1996, no resultaba demasiado atractiva para los salubristas. Mantener y aumentar la adecuación de la práctica médica a las necesidades de la población requiere procedimientos de acreditación y de actualización eficaces y transparentes que, hasta ahora, no han existido. Tampoco en el sistema MIR.

Andreu Segura es director del Instituto Universitario de Salud Pública de Cataluña y médico especialista en medicina preventiva y salud pública.

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