_
_
_
_
_

'Clarisa' convulsiona la Bolsa

Una elefanta que participaba en una promoción bursátil se espanta y arremete contra farolas y señales

"Se conoce que ella no estaba por la labor", cuenta un vecino de la calle de Ruiz de Alarcón, contigua a la Bolsa de Madrid. Ella es hembra, de nombre Clarisa: tiene 14 años, pesa dos toneladas y media y mide más de dos metros de altura. Vive en el parque natural vallisoletano de Valwoo. La trajeron a Madrid y pernoctó en el Zoo de la Casa de Campo. La labor consistía en hacer que Clarisa posara a primera hora de la mañana de ayer frente a las cámaras junto a cuatro directivos del consorcio Parques Reunidos para rubricar así la entrada en Bolsa de esta entidad, que integra varios zoológicos y parques españoles. Pero la elefanta se negó."Menudo cisco ha montado", comenta Francisco Lobo, segoviano, conserje de una finca de la calle de Antonio Maura. "Cuando abrí el portal poco después de las ocho de la mañana, ya estaba en el gran camión. La bajaron y descendió tranquila. Venía acompañada de una charanga, pero se puso muy nerviosa", cuenta el portero. "Comenzó a merodear por aquí y no atendía a las órdenes del domador. Los coches comenzaron a atascarse. La gente se arremolinaba mirando al animal, que, poco a poco, iba enfadándose. Miedo, lo que se dice miedo, no tuve, pero la situación acollonaba un poquito", comenta.

"Yo diría que la elefanta se encontraba semicabreada, porque le tiró un viaje con la trompa al propio domador. Le acertó de refilón en la espalda. Menos mal", añade, "que no le dio de lleno, porque, si le coge de cuajo, lo manda encima de la farola. Por cierto, otro de los trompazos fue a dar a la papelera de plástico de esa farola", señala. "Fue un porrazo tan grande que, pese a darle a la papelera, el poste se inclinó", explica Lobo. Sobre la base del poste puede verse el desplazamiento: un centímetro. "A esa señal de tráfico le arreó también otro trompazo y la dobló", apunta un solador de Consuegra que remata una acera próxima. Fue al intentar meterla otra vez en el camión cuando se organizó el alboroto. Clarisa deambulaba sin control, entre los coches, hacia la plaza de la Lealtad y volvía luego. Era imposible hacerla obedecer. Fueron avisadas dos grúas, una grande y otra pequeña. "Con un rifle, Manuel López, veterinario del zoológico madrileño, le disparó un dardo anestésico en el costado. Quedó atontada. Cayó al suelo. Le ataron dos sogas a las patas delanteras y le inyectaron luego un reanimante y, ya despierta, la condujeron hacia el contenedor en el que vino y la metieron dentro", cuenta Amparo Fernández, portavoz del Zoo de Madrid. "Izaron el recipiente con la grúa grande y la instalaron en el camión, que partió hacia Valladolid. Ya está tranquila allí", dice, aliviada por el trance sufrido por Clarisa al ser abatida. También la primera cotización bursátil de Parques Reunidos se abatió: un 4,42%.

Dicen que Clarisa se vengó.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_