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La abogada asesinada tramitaba varios asuntos de violación que la "agobiaban"

La abogada de Vitoria asesinada el lunes en su despacho llevaba varios asuntos de violación, según fuentes próximas a la víctima. Begoña Rubio Rubio, de 28 años, no se hallaba a gusto con este tipo de casos y había manifestado recientemente su deseo de alejarse de temas de esta naturaleza por el "agobio" que le producían. Desde que montó sola el despacho donde ocurrió el crimen su padre acudía con frecuencia a esperarla al terminar su trabajo.

El autor del crimen, sobre cuyo móvil aún se barajan diferentes posibilidades entre las que se encuentran las relacionadas con su actividad profesional, utilizó guantes para cometerlo, según fuentes de la investigación. La policía comprobó la ausencia de huellas dactilares en el lugar de los hechos. Tampoco se ha encontrado el arma blanca utilizada por el asesino, al parecer un hombre moreno, con gafas y de baja estatura. La joven trabajaba en solitario desde hacía un año en el despacho situado en la céntrica calle Siervas de Jesús, y su padre acudía con frecuencia a recogerla después del trabajo. Este hecho induce a pensar que la abogada podía albergaba algún temor sobre su seguridad personal, aunque se desconoce si había recibido amenazas concretas. Sí se sabe que Begoña Rubio había manifestado su deseo de alejarse de algunos casos relacionados con violaciones y calificados de "escabrosos" por fuentes próximas a la víctima. El colectivo de abogados alaveses ha convocado para hoy un día de luto en la Administración de Justicia local que, según detalló el decano del colegio, José Vidal-Sucunza, "supondrá la paralización casi total de la actividad". Los funerales por Begoña Rubio Rubio se celebrarán esta tarde. El novio de la mujer asesinada, un letrado de Llodio con el que pensaba contraer matrimonio el próximo 26 de junio, telefoneó al despacho a las 19.45 sin recibir respuesta alguna. Las investigaciones apuntan que el asesinato tuvo que producirse poco antes de esa hora, ya que a las siete de la tarde Begoña Rubio mantuvo una conversación telefónica con un compañero de trabajo. Fue su padre quien acudió a medianoche al despacho, inquieto por el retraso de la mujer en llegar el domicilio familiar. La abogada representaba a la asociación de mujeres Clara Campoamor, con la que colaboraba en asuntos relacionados con la violencia familiar y los derechos de las mujeres y la infancia.

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