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El último suelo que recorrió Diego Velázquez

Los arqueólogos encuentran un primer osario en Ramales y el solado original del tempo donde se enterró al pintor

Vicente González Olaya

Las excavaciones de la plaza de Ramales dieron ayer un espectacular paso adelante. El hallazgo de dos metros cuadrados del solado original de la iglesia de San Juan Bautista abre unas enormes expectativas en las excavaciones. Este descubrimiento, que vino acompañado ayer por la aparición de los primeros restos humanos, permite suponer a los arqueólogos que "buena parte de la planta de la iglesia" sigue intacta bajo el asfalto de la plaza de Ramales, glorieta que se abrió tras el derribo de la iglesia en 1809. Estos hallazgos confirman que las dos excavaciones arqueológicas previas, efectuadas a principios del siglo XIX y en 1958, no desenterraron toda la planta del templo, por lo que es posible que aún puedan hallarse las criptas donde fueron inhumados tanto el pintor Diego de Silva y Velázquez como numerosos coetáneos, entre ellos dos bufones de Felipe IV y notables del Siglo de Oro.El consejero de Cultura, Gustavo Villapalos, cree que el hallazgo confirma "las investigaciones y estudios previos" de los expertos de la Comunidad, que confiaban en la posibilidad de desenterrar la iglesia. "Estábamos convencidos", señaló, "de que buena parte del templo permanecía intacto bajo el subsuelo, y ahora podemos demostrarlo. No obstante, estos hallazgos no significan que los restos de Velázquez sigan bajo la plaza; eso es algo que tardaremos en determinar. Pero lo importante no es que hallemos o no su osario, sino las labores de investigación que estamos llevando a cabo. Estamos pasando una importante página de la historia de Madrid", destacó Villapalos.

El solado, hallado a escasamente un metro de profundidad con respecto al actual nivel de la plaza, es un conjunto de diez losas de arcilla prensada, del mismo tipo del aparecido en las excavaciones de la plaza de Oriente en 1995, cuando se desenterró la Casa del Tesoro, las antiguas dependencias del alcázar de los Austrias.

Los trabajos han sacado también a la luz un muro de casi medio metro de altura en cuyo interior se descubrieron ayer unos restos humanos. Por el momento, sólo son visibles una calavera y una tibia, que podrían corresponder a un varón de unos 25 a 35 años de edad.

Según los antropólogos de la Universidad Autónoma, que ayer se desplazaron hasta la plaza de Ramales, "parece tratarse de un hombre joven porque los huesos de la cabeza aún no están soldados, algo que ocurre a partir de los treinta y tantos años". De hecho, cuando los antropólogos forenses tomaron ayer entre sus manos el cráneo, separaron con facilidad su parte occipital.

Los restos, que serán desenterrados por completo en los próximos días, se examinarán en los laboratorios de la Universidad Autónoma. "Hasta que no veamos el desgaste de la dentadura, no podremos determinar con mayor exactitud la edad".

Igualmente, se desconoce cuándo se enterró a esta persona, aunque no pudo ser después de finales del siglo XVIII, ya que Carlos III prohibió, durante su reinado, las inhumaciones en el interior de las iglesias por motivos de salubridad pública.

Los investigadores consideran que se dio sepultura a los restos hallados ayer en una capilla adyacente a la torre de la iglesia. No obstante, las estructuras arquitectónicas encontradas hasta el momento no permiten concretar aún estos datos.

La estructura reflejada en los planos con los que los estudiosos trabajan -los trazados por Gómez de Mora en el siglo XVII- pudo ser modificada en siglos posteriores. Por ello, no concuerdan milimétricamente con lo hallado hasta el momento. Ya son visibles, según los arqueólogos, las trazas de posibles construcciones adyacentes a la planta de las que no se tenía constancia.

Por el momento, hay indicios de que las estructuras desenterradas corresponden a la torre y a una de sus capillas. De todas formas, se hace necesario profundizar más en el terreno para que "los restos cuenten toda la historia que encierran", dicen los expertos.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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