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Stepashin prescinde de los comunistas en el nuevo Gobierno de Rusia

Si no fuera por la señalada ausencia de representantes comunistas, podría decirse que una cierta continuidad marca el equipo de Serguéi Stepashin, el general que Borís Yeltsin se sacó de la manga para relevar a Yevgueni Primakov al frente del Gobierno ruso. El ex ministro del Interior regresó ayer de Sochi, en el mar Negro, con el visto bueno del presidente al nombramiento del reformista Mijaíl Zadórnov, hasta ahora titular de Finanzas, como primer viceprimer ministro y responsable económico.

La misión más urgente del nuevo zar económico será convencer a la Duma de que apruebe el paquete legislativo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) exige para desembolsar un crédito de casi 700.000 millones de pesetas. Stepashin aseguró ayer que Zadórnov constituía la elección óptima, pero sus propias declaraciones de días anteriores dejaban claro que su candidato era otro: Alexandr Zhúkov, presidente del comité de presupuestos de la Duma, que rechazó una oferta inicial porque no incluía la condición de vicejefe de Gobierno. Todo apunta a que el otro primer viceprimer ministro, Nikolái Axiónenko, ex ministro de Ferrocarriles y próximo al magnate Borís Berezovski, no quería a nadie a su mismo nivel.Tal vez por eso, Axiónenko (cuyas funciones concretas están aún por definir) viajó a Sochi incluso antes que Stepashin, y sin duda tuvo ocasión de influir en el líder del Kremlin, envalentonado por su reciente, doble y victorioso enfrentamiento con la Duma, que no se atrevió ni a juzgarle por alta traición ni a rechazar a su candidato a primer ministro.

Yeltsin, maestro redomado en el arte de mezclar influencias y de no doblegarse ante ninguna de ellas, tomó una decisión salomónica en Sochi: aceptó que hubiese dos segundos en el Gabinete, pero rechazó que el que faltaba por nombrar fuese el candidato de Stepashin. Hasta tal punto se daba por hecho el nombramiento de Zhúkov, que la cadena de televisión independiente NTV lo anunció a media mañana.

Zadórnov, de 36 años, ex diputado del partido liberal Yábloko que lleva en el Gobierno desde noviembre de 1997 (tiempo suficiente para haber tenido ya cuatro primeros ministros), disfruta de una reputación de reformista. Ha demostrado ser partidario de la economía libre de mercado, de sanear el sistema bancario y las altas finanzas, de renegociar el pago de la deuda externa y de pactar con el FMI, el Banco Mundial y los otros grandes acreedores internacionales.

Con Primakov de primer ministro, constituía la principal garantía para Occidente de que, pese al nuevo acento en el papel del Estado en la dirección de la economía, no se iba a producir un cambio radical de rumbo respecto a la línea seguida tras la explosión de la Unión Soviética, a finales de 1991. Le sustituye en Finanzas el que era su número dos en el ministerio, Mijaíl Kasiánov.

Zadórnov tiene una bien ganada fama de incorruptible y de saber resistir las presiones, ya sean de la Duma, de los grandes grupos de presión, de los oligarcas o de los amigos. Ninguno de los dirigentes comunistas que ayer comentaron la formación del nuevo Gobierno criticó abiertamente al hombre que se ocupará, en palabras de Stepashin, de "supervisar las cuestiones macroeconómicas y financieras".

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Guennadi Selezniov, presidente de la Duma, le describió como "un profesional que conoce su trabajo", aunque dio a entender que prefería a Zhúkov. Guennadi Ziugánov, el líder comunista, prefirió hablar del "juego sucio por debajo de la alfombra" que, según él, ha dominado las consultas para formar Gobierno.

Sólo quedan por adjudicar algunas carteras, entre ellas una de nueva creación: la de viceprimer ministro encargado del complejo industrial militar. No parece que se trate de quitar atribuciones al titular de Defensa, Ígor Serguéiev, un fiel de Yeltsin, sino más bien de responder a los "nuevos desafíos" puestos de relieve por el conflicto de Yugoslavia y de ofrecer a Occidente una señal clara de que, pese a la pavorosa crisis económica, aún hay que contar con las Fuerzas Armadas rusas como un factor de peso en la escena internacional.

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