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La delincuencia convulsiona Ceuta

El PP y el PSOE están dispuestos a establecer pactos específicos con tal de detener al GIL

,El bullicio apacible de Ceuta no hace sospechar que sus habitantes consideren la delincuencia su principal problema. Los 4.000 millones de pesetas procedentes de los fondos FEDER de la Unión Europea (UE) invertidos en los últimos cinco años han sacado brillo a la hermosura de esta plaza española en África y propiciado proyectos como el parque Mediterráneo, un bellísimo complejo acuático y de ocio anejo al puerto que simboliza la apuesta por el turismo. Pero esta ciudad autónoma se convulsiona tras su fachada coqueta y exótica.El gran quebradero de cabeza de las autoridades es la violencia entre las mafias del tráfico de hachís. "Este año llevamos ocho muertos en tiroteos", se lamenta un guardia civil. Los barrios del extrarradio cobran por la noche un alto riesgo. Los narcos aprovechan para faenar. La droga entra desde Marruecos y, a medianoche, las planeadoras esperan en las playas para cruzar el estrecho de Gibraltar. En media hora está colocada y deja pingües beneficios.

El blanqueo de capitales es fácil en una localidad con un sector terciario hipertrofiado por su condición de puerto franco. Ceuta está superpoblada de tiendas lujosas; algunas, tapaderas de actividades ilegales. Y, mientras estos negocios prosperan como por arte de magia, los comerciantes tradicionales sufren todavía la entrada en la UE. En los años 70 recibían cuatro millones de visitantes al año. Ahora, cuando los precios son similares a uno y otro lado del Estrecho, su subsistencia depende del comercio con los 16.000 marroquíes que cruzan la frontera a diario.

Al olor de esta coyuntura y de la amargura que han dejado los gobiernos de partidos nacionales, incapaces de lograr que el Ejecutivo central solvente las enormes carencias en educación, sanidad o viviendas -faltan unas 3.500-, ha irrumpido en Ceuta el Grupo Independiente Liberal (GIL), de Jesús Gil, el alcalde de Marbella (Málaga) y presidente del Atlético de Madrid, que, según las encuestas, podría rozar la mayoría absoluta. Gil difunde sus promesas -crear un paraíso fiscal, acabar con la delincuencia y construir un hospital- a través de un periódico, La Tribuna, que se distribuye gratuitamente, y de una nueva televisión local, Canal 49.

Tanto Jesús Fortes, candidato del PP y actual presidente de la ciudad, como Alberto Núñez, del PSOE, restan credibilidad a las encuestas que dan a Antonio Sampietro (GIL) como favorito. "El globo se desinfló cuando se conoció la lista. En Ceuta todos nos conocemos", comenta Fortes. "Gil vende humo", advierte Núñez; "ni muestra su programa ni está en su mano lograr lo que ofrece". El PSOE está dispuesto incluso a llegar a pactos puntuales con el PP para evitar que Sampietro suba al sillón presidencial.

Pero, aparte de los votos que reste a la derecha, la clave para el GIL puede estar en el sufragio musulmán, un colectivo numeroso -unas 20.000 personas- y que ocupa el escalafón más bajo. Mohamed Alí, el líder del Partido Ceutí, el único íntegramente musulmán, no descarta los acuerdos con el GIL si obtiene ventajas.

De momento, todos centran sus esfuerzos en intentar frenar al nuevo fenómeno. Pero la política está tan convulsionada como la noche en los barrios.

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