Gràcia: bares, artistas y vivienda cara
El distrito de Gràcia de Barcelona no hereda en esta legislatura grandes obras, sino un rosario de actuaciones municipales tendentes a potenciar su rico tejido comercial y asociativo, pero sin perder de vista la difícil convivencia entre los residentes y la clientela trasnochadora de restaurantes y locales nocturnos. Gràcia, donde residen 115.753 personas, ha ganado en el último cuatrienio 50.000 metros cuadrados de zonas peatonales con el apoyo de la mayoría de comerciantes. Se han abierto tres nuevas plazas en la tupida trama viaria de un distrito al que, pese a la longevidad de sus viviendas, no le faltan nunca candidatos dispuestos a mudarse allí. Los elevados precios de fincas que, en muchos casos, se caen de viejas, hacen desistir de su empeño a muchos jóvenes y de paso contribuyen al envejecimiento de la población. En las calles y plazas del barrio tiene cabida una auténtica constelación de colectivos culturales. Algunos ya existían hace más de un siglo, como los Lluïsos, y otros, como el Tradicionàrius, acaban de llegar, pero también se sienten a gusto. Gràcia es seguramente el distrito que más artistas tiene por metro cuadrado, lo que alimenta su fama bohemia y resulta determinante para inundar las calles de una variopinta oferta cultural que va desde la música tradicional de los Coros de Clavé a la experimental de Gràcia espacio sonoro. El Ayuntamiento ha invertido en el barrio 4.167 millones de pesetas en este mandato. La cifra es modesta si se compara con otros distritos, pero ha sido suficiente, según la concejal del distrito, Teresa Sandoval, para financiar los proyectos que se propuso acometer. Esta opinión no la comparten las asociaciones de vecinos de Gràcia y de Coll de Vallcarca, que consideran que han quedado demasiadas cosas por hacer. En la lista de espera siguen equipamientos, como bibliotecas, equilibrar la oferta de escuelas públicas en un territorio que incluye también a Vallcarca con los barrios de Penitents, Coll-Vallcarca y La Salut. En todo el distrito sólo funciona una guardería pública. Entre las infraestructuras pendientes figura la reforma integral de la plaza de Lesseps. Asimismo, se han dado los primeros pasos para reformar la Avenida del Hospital Militar, que se llevará por delante el meublé conocido popularmente como la Casita Blanca. "No es un burdel e intentaremos buscarle otra ubicación para que permanezca en el distrito", afirma Sandoval. Gràcia es, con 5.000, uno de los distritos con más tiendas. Desde la asociación de vecinos se alzan voces críticas contra el excesivo número de bares, a los que acusan de apropiarse de las plazas públicas con sus terrazas. Asimismo, se estima que en el barrio hay un déficit de 1.000 plazas de aparcamiento. En la rehabilitación del parque de viviendas queda casi todo por hacer y la mayoría de las fincas pide a gritos una puesta al día. La entidad vecinal exige un plan que afronte las obras de viviendas de ancianos sin recursos.
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