En las intervenciones quirúrgicas del futuro la anestesia será "a la carta"
Los dos grandes avances científicos que los anestesistas esperan de los investigadores para los próximos años son: que la actividad eléctrica que se produce en el cerebro del paciente preparado para una intervención aparezca recogida en un monitor de televisión, y, en segundo lugar, que encuentren una sustancia que sea capaz de estimular, de forma inmediata, las endorfinas que el organismo humano posee. Así, se podrá anestesiar a la carta.
Con estos dos avances, Manuel Otero González, jefe del Servicio de Anestesiología del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, cree que, muy pronto, en las intervenciones quirúrgicas, podrá anestesiarse al enfermo "a la carta"; es decir, que el anestesiólogo, de acuerdo con las particularidades clínicas del paciente, le administrará una anestesia específica para él. En el III Congreso Iberolatinoamericano de Anestesiología celebrado recientemente en la capital andaluza, en el que participaron 1.500 expertos en la materia, se puso de manifiesto que el anestesista es el gran desconocido de todo el sistema sanitario. "No sólo por la población en general, sino también por los mismos profesionales de la Sanidad", afirma Otero González. "El problema es tan grave", añade, "que ni siquiera los compañeros saben cuáles son, exactamente, nuestros cometidos". La misión del anestesista es mantener las constantes vitales del enfermo en el transcurso de la la operación; pero este profesional también se ocupa de la posterior reanimación del paciente, y, una vez superada esta fase, de paliarle en lo posible el dolor posoperatorio. El anestesista es el responsable de la salud del enfermo en el quirófano; y, si algo sale mal, debe diagnosticar y reaccionar en segundos, además de resolver con precisión cualquier anomalía que se produzca en el transcurso de la intervención quirúrgica. "Los riesgos inherentes al acto de anestesiar está claro que existen, aunque la morbilidad (proporción de personas que enfermarían en el quirófano), afortunadamente, es casi nula", señala Otero González. La profesión no es nada fácil porque si algo sale mal el daño suele ser irreparable. Entubación El momento más difícil para el anestesista es el de la entubación; "un pequeño vómito de los jugos gástricos, que pase a los bronquios, puede tener complicaciones graves para el enfermo y poner en una situación muy difícil al anestesista; de ahí la importancia que tiene que el enfermo llegue en ayunas al quirófano antes de someterse a una operación. Las consultas de preanestesia que existen en algunos hospitales, son, para estos especialistas, uno de sus últimos logros conseguidos. En estas sesiones facultativas se informa al enfermo de los riesgos que corre al someterse a al anestesia y del tipo de anestesia que se le va aplicar. Se ha comprobado que para el paciente es muy importante tener un contacto con el anestesista antes de operarse; así como que participe en su elección.
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