_
_
_
_

"A la larga, no hay salida con Milosevic"

El ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Janos Martonyi, un jurista de 55 años, opina que su país ha entrado en la OTAN en el mejor momento: "Si no hubiéramos entrado el 12 de marzo, el 24 [fecha del inicio de los bombardeos sobre Yugoslavia] no lo habríamos podido hacer". Martony, que llegó el viernes en visita a España, declaró a EL PAIS que Hungría ya había autorizado el uso del espacio aéreo el pasado octubre: "Nuestra colaboración ahora habría sido similar, con la diferencia de no estar bajo el paraguas del tratado de Washington . Esto habría planteado problemas con nuestro Parlamento y la opinión pública" y el ingreso en la OTAN no habría sido posible.Un periódico húngaro escribió, con motivo de la entrada en la OTAN, que es la organización militar más eficaz de la historia. Este juicio no le parece errado a Martonyi: "Lo siento así, aunque tal vez no sea la palabra más adecuada. En la campaña del referéndum sobre la entrada en la OTAN inisistimos mucho en que se trata de una alianza política y militar, que tiene como principio la defensa de unos valores básicos comunes. Intentamos inculcar en la opinión pública que hay que compartir esos valores básicos y que en ocasiones hay que defenderlos. Por eso nos hemos adherido, porque pensamos que es una alianza que va a defender esos valores. Incluso diría que los húngaros estamos más interesados en esa defensa que el resto de la OTAN, porque tenemos varios países donde vive una minoría húngara importante". Añade el ministro que "si la opinión internacional acepta que un Gobierno, por razones étnicas o de religión, se deshaga de una parte de la población, para nosotros es un temor real. La mayoría de la población hungara entiende este punto de vista". Se muestra de acuerdo Martonyi con la intervención de la OTAN contra Yugoslavia e incluso cree que "el momento en que dio este paso no es el mejor, porque tenía que haberlo hecho antes".

En la provincia serbia de Voivodina vive una minoría de 300.000 húngaros.. Según Martonyi, los húngaros de Voivodina "tienen un temor de que [el presidente de Yugoslavia Slobodan] Milosevic se enfrente a ellos, pero esto no es un temor reciente, sino desde hace ocho años. Llevan ya todo ese periodo con el temor de convertirse en rehenes de una dictadura. Nos gustaría que pierdan ese temor, sobre todo que desaparezcan las bases que lo fundamentan. Queremos que se encuentren soluciones que hagan desaparecer las bases de estas limpiezas étnicas, que ocurrieron como mínimo tres veces a lo largo de los últimos ocho años".

Para Martonyi, "Milosevic juega una doble baza en Voivodina. Por una parte, dice al mundo entero que los húngaros de Voivodina son una minoría leal, pacífica, los pone como ejemplo de buena relación con los serbios y lo enfrenta a la relación con los albanokosoovares. Por otra parte, llama la atención y nos envía mensajes de que si los húngaros no siguen ese comportamiento, surgirá una acción de tropas irregulares que llevarían a cabo una serie de atrocidades de forma espontánea. Así, vemos que los húngaros de Voivodina se convierten por una parte en modelos y por otra en rehenes".

Considera Martonyi que "a la larga, con Milosevic no se puede llegar a una salida". No obstante, admite que "cerrar el conflicto armado que existe en este momento, con las cinco condiciones que ha puesto la OTAN, sí se puede conseguir con Milosevic". El siguiente paso, bajo la estructura del acuerdo de Rambouillet, sería una solución política, "en la que Kosovo se mantendría dentro de Yugoslavia. Después vendría la reconstrucción de Yugoslavia, bajo una serie de condiciones políticas estrictas. Luego surgirá la pregunta, a la que tiene que reponder la élite y la opinión pública de Serbia, sobre lo que más les conviene y quién ha sido el causante y responsable del desmoronamiento de la mitad del país. La respuesta a estas preguntas la deberá dar el pueblo de Serbia".

No cree el ministro Martonyi que se deba negociar ahora un paquete que incluya Kosovo y Voivodina: "La situación es muy diferente y no quisimos imponer ese riesgo a los húngaros de Voivodina. En cuanto se inicien las negociaciones sobre la reconstrucción política y económica de Yugoslavia, en el marco de una conferencia de paz u otro foro, entonces tiene que entrar el tema de Voivodina. Entonces los húngaros de Voivdodina ya tendrán sus conceptos establecidos. Sobre las minorías húngaras, nuestra política es que ellas fijan sus objetivos estratégicos y nosotros podemos apoyarlas dentro del marco de nuestras posibilidades para lograr esos objetivos".

La capital de Voivodina es uno de los blancos prioritarios de las bombas de la OTAN. Declara Martonyi: "Nos gustaría ver que la Voivodina no se viera afectada, pero nunca nos hemos planteado que los ataques no se produzcan porque, en ese caso, todo el potencial armamentísico serbio se habría podido instalar allí. También Montenegro sufre muchos ataques y [el presidente Milo] Djukanovic apoya estos bombardeos. La destrucción de los puentes de Novi Sad ha sido importante, porque significa cortar la posibilidad de que las fuerzas estacionadas allí salgan de esa zona. Al mismo tiempo, las fuerzas del Sur no podrán subir al norte. Me duele mucho la destrucción del puente antiguo de Novi Sad, de la época de la monarquía, pero comprendo que haber cortado movilidad de las tropas es una decisión estratégica importante".

Rechaza Martonyi la posibilidad de una ataque terrestre contra Yugoslavia desde Hungría: "No se ha planterado nunca esa posibilidad. Ha surgido en medios de comunicación y algún experto lo ha mencionado, pero no entre los aliados. Ya hemos declarado que, de plantearse la cuestión, acarrea un riesgo político tan importante, que Hungría no estaría dispuesto a correrlo".

El embargo contra Yugoslavia se aplica en Hungría con rigor

Asegura el ministro de Exteriores de Hungría, Janos Martonyi, que su país cumple con el embargo a Yugoslavia: "Lo estamos aplicando con mucho rigor. Incluso antes del embargo la cantidad de petróleo que entraba a través de Hungría era mínima. Muchas veces esos envíos de petróleo provenían de otros países de la OTAN". Como prueba de este rigor, cita Martonyi "el caso de la ayuda humanitaria rusa, que se paralizó por el cumplimiento del embargo y nos llevó a una situación de tensión. No existen transportes. Sólo queda el tránsito de petróleo que se hace con coches particulares. Eso ocurrió también en el 92 y 93, cuando el embargo de la ONU. La solución sería cerrar por completo las fronteras, pero este cierre hermético no lo aplicamos, sobre todo porque llegan refugiados cada día".Miles de deportados de Yugoslavia se encuentran ahora en Hungría: "No sabemos el número de fugitivos. A partir del 24 de marzo pidieron protección unas 2.000 personas. Además, unas 7.000 habían llegado antes, pero no sabemos cuántas decenas de miles de personas cruzaron la frontera para no volver. No exigimos visado y se calcula que hay unas 25 o 30.000 personas así". Existen también refugiados especiales: "Tenemos mujeres y niños que pueden ser miembros de las altas esferas serbias. No son refugiados. Simplemente la familia ha sopesado la posiblidad de mandarlos fuera. Es una circustancia bastante llamativa". A la pregunta de si figuran entre ellos familiares de Milosevic, responde Martonyi: "No. Ellos no saldrán por esta parte".

Hungría espera el ingreso en la Unión Europea, que, según el ministro, depende de los actuales miembros: "Nosotros tenemos un programa muy estricto para lograr la armonización y tenemos previsto lograrla para el 31 de diciembre del 2001. Vamos a hacer los deberes. Si las negociaciones van bien, podríamos concluirlas en el 2000. En el documento de la Agenda 2000 se da la fecha del 2002. Podría ser el 1 de enero del 2002".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_