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Cuatro muertos y 40 heridos al volcar un autobús de peregrinos en Lugo

Los pasajeros integraban una expedición a Santiago de Compostela para ganar el jubileo

Tres mujeres y un hombre fallecieron ayer al volcar el autobús en que viajaban a Santiago de Compostela para ganar el jubileo, en una expedición de más de 50 autocares y decenas de turismos privados organizada por la diócesis de Astorga con motivo del Año Santo. Más de 40 peregrinos de los que viajaban en el autobús siniestrado fueron trasladados a diversos centros médicos, dos de ellos en estado grave. El vehículo volcó en una curva de salida de la Autovía del Noroeste (A-9), en el municipio de Guitiriz (Lugo), por causas aún no establecidas.

El resto de la expedición diocesana asistió ayer a misa en la catedral y vivió en Santiago de Compostela un día de fiesta que quedó empañado por la tragedia.A la expedición jubilar, encabezada por el obispo de Astorga, Camilo Lorenzo, se apuntaron unas 4.000 personas, buena parte de las cuales viajó en turismos particulares. Para el resto, obispado y párrocos reunieron una flota de más de 50 autobuses, que fueron recogiendo peregrinos por las diversas parroquias a primeras horas de la mañana.

La empresa Autocares Urbanos de Ponferrada (Aupsa) desplazó a Fabero del Bierzo un vehículo de nueve años de antigüedad y con todas sus revisiones en regla para recoger a 52 pasajeros de ese municipio minero y de otras poblaciones próximas: Bárcena de la Abadía, Valle de Fornela, Vega de Espinareda... La mayoría de los pasajeros eran jubilados, aunque los había de todas las edades. El autobús salió a las 6.30 horas de Fabero y a las 9.15, en un día soleado, se dispuso a abandonar la A-9 a la altura del kilómetro 540, en el municipio de Guitiriz, para tomar la nacional 634, hacia Santiago.

No se han especificado las causas del accidente. La generalidad de las salidas de las autovías y autopistas gallegas tiene trazados en curva muy pronunciados, peligrosos y con límites de velocidad que en este caso se sitúa en 60 kilómetros hora. Fuera por exceso de velocidad o por algún defecto en el firme de la calzada, el autobús se fue inclinando hasta volcar en plena curva.

"El conductor, el párroco y yo fuimos los primeros en salir", contó Adelaida Ramón. "Yo miré para atrás, porque mi hijo iba en los últimos asientos, y lo que ví fue tremendo". Gritos sepultados por un amasijo de hierros, asientos y cristales rotos. La mujer pudo ver enseguida cómo su hijo, de diez años, salía reptando.

"Parecía una curva normal y corriente", recordaba el chaval poco después. "Pero me dí cuenta de que el autobús empezaba a volcar, y todos empezaron a gritar. Yo iba el penúltimo, por el lado izquierdo. Noté que me agarraron y luego me cayeron tres o cuatro encima. Los quité para un lado y pude salir porque el cristal estaba roto. Afuera estaban mi madre y el cura; el cura estaba casi llorando".

Raúl Delgado, el cura, no podía ocultar su desolación pese a resultar ileso: "Estoy herido por dentro, quisiera estar en el lugar de algunos heridos", declaró. Casi todo el pasaje precisó asistencia médica. Algunas víctimas permanecieron dos horas atrapadas entre los hierros del autobús. "Era una situación dantesca", señaló Jaime Capella, médico que viajaba en un turismo con el mismo destino jubilar y que dirigió las primeras operaciones de rescate, en espera de socorros.

En esos primeros momentos de confusión, el dolor físico de casi todos se mezcló con su angustia por localizar y conocer el estado de familiares y conocidos. Cuatro personas fallecieron en el acto: Libertad Ramón Fernández, de 60 años; Enrique López Fernández, de 77, Carmen Navarro Rodríguez, de 42, y Natividad Alonso Díez, de 71.

Precisamente la identidad de los fallecidos provocó la confusión entre los habitantes del valle de Fornela y los de la cuenca de Fabero, informa . El alcalde de Vega de Espinareda, Manuel Martínez Alonso, conoció la muerte de su prima Natividad a través de una llamada de teléfono personal de la compañera de asiento de la fallecida. Los datos ofrecidos a lo largo de la mañana y primeras horas de la tarde por la subdelegación del Gobierno en Lugo sobre la identidad de dos de los fallecidos no coincidían con los testimonios de los propios heridos.

Al lugar del accidente el 061 desplazó, junto a otros efectivos policiales y de la Cruz Roja, una decena de ambulancias y un helicóptero, que trasladó a los dos heridos más graves al hospital Juan Canalejo de A Coruña. En este centro fueron hospitalizados 22 pasajeros. Otros 13 fueron trasladados al Hospital Xeral de Lugo, 10 a centros de salud de Guitiriz y Betanzos y 5 de escasa consideración fueron atendidos en el propio lugar del siniestro.Los dos heridos más graves, dos mujeres, precisaron intervención quirúrgica en el hospital Juan Canalejo. Al final de la tarde sólo seis mujeres quedaban hospitalizadas en este centro.

"No íbamos rápido"

La mayoría de los pasajeros del autobús siniestrado coincidió en que no percibieron que el vehículo circulase a velocidad excesiva. "No sé muy bien lo que ocurrió porque no noté nada, pero el conductor parecía bastante prudente", dijo Carlos Fernández, un chico de 14 años que resultó ileso. "Algo extraño tuvo que pasar porque no íbamos demasiado rápido", convinieron dos señoras que, al ser dadas de alta, abandonaban a toda prisa el hospital Juan Canalejo de A Coruña.Los 4.000 fieles que peregrinaban a Santiago lo hacían en medio centenar de autobuses y en coches particulares. "Es una tradición que mantenemos todos los años santos y llevábamos dos meses preparando el viaje", contó el obispo de Astorga, Camilo Lorenzo, que figuraba al frente de la expedición y viajaba en coche oficial. Como el resto de los peregrinos, continuó viaje a Santiago, donde a las 12.00 horas ofició misa en la catedral.

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