El "proceso"
LUIS DANIEL IZPIZUA Es el nuevo abraxas, la palabra mágica de la política vasca. Si leemos las últimas declaraciones de los dos militantes de ETA a Egunkaria y Gara, comprobaremos que es la palabra que más se repite, y que al "proceso" se le subordina absolutamente todo. Vidas, obras y milagros, actuaciones sectoriales e instituciones, se subordinan todas al proceso, que viene a ser la clave blanqueada del ya conocido y viejo totalitarismo. Eso sí, para curarse en salud, se le denomina siempre democrático. El "proceso" es democrático per se, porque se lo denomina así, porque posee esa virtud sin necesidad de mayores explicaciones. Como el oro es, tautológicamente, dorado, así el "proceso" es democrático por definición. Ese es el mérito de los talismanes, que son sin más y contagian. Quienes no participan en el "proceso" quedan fuera de la democracia, y sólo se les tiene en cuenta si entran a formar parte de él. El "proceso" no negocia, el proceso se realiza, y para ello no necesita tener en cuenta ni siquiera al Estado. Será éste quien tendrá que contar con él, y cuanto antes lo haga mejor, pues eso facilitará las cosas a un "proceso" cuya culminación se realizará de todas formas. ETA dixit. Pero la democracia no entiende de conjuros y sí de voluntades libremente expresadas. Un proyecto es democrático cuando permite dar cauce y tener en cuenta a todas las opiniones, y no cuando funciona como un émbolo autosuficiente que expulsa de la vida política y social a todo aquel que no le rinde pleitesía. Y el "proceso" no tiene en cuenta nada que no sea él mismo; se impone. Cuando las fuerzas de Lizarra en general, y EH en particular, postulan que se respete la voz mayoritaria de este pueblo, están haciendo trampa. La están haciendo, porque dan por supuesto que esa voz mayoritaria es la suya, pero juegan ambiguamente con el ámbito de manifestación de esa mayoría. Si su pueblo es Euskal Herria, como realmente es -o sea, la CAV, Navarra e Iparralde- entonces su voz no es la mayoritaria, y el respeto a la voz de ese pueblo no tiene por qué aceptar ciegamente sus pretensiones; es más, aplicando sus criterios no habría que hacerles caso. Su voz sólo es mayoritaria en la Comunidad Autónoma Vasca, pero, expertos en la proyección metonímica, en la utilización de la parte por el todo, falsean su representación real, al tiempo que falsean la voluntad ciudadana. Nuestro voto en la Comunidad Autónoma Vasca es utilizado para articular otros ámbitos sobre los que no se nos ha pedido opinión, nuestras instituciones son un trampolín para forjar proyectos para los que no hemos votado. Sin embargo, el "proceso" no se detiene en esas minucias: ocupa, barre, desplaza hasta imponerse como realidad única. A este respecto, conviene leer con atención las declaraciones de los dos etarras. Cuando hablan del acuerdo en torno al Gobierno vasco -ese parto electoralmente cansino- dicen que su objetivo no sería el de apuntalar esa institución, a la que consideran negativa por fraccionadora, sino aprovecharla para el "proceso". En su adscripción a un impreciso neoforalismo, dan a los territorios históricos toda la importancia, en detrimento del Gobierno vasco, y es previsible que de la misma forma que constituyeron una Asamblea de Municipios, a la que otorgan gran importancia política, pretendan hacer algo similar con las Diputaciones si éstas caen en sus manos. Y lo harán por la brava, de matute, con esa política de hechos consumados que constituye la marca del "proceso". Todo esto puede parecer fruto del delirio, pero responde a una voluntad decidida. No le prestaríamos mayor atención si sólo fuera un proyecto de EH, pero este diseño reaccionario vale también para las fuerzas de Lizarra. Todas ellas están involucradas en el "proceso", y darles nuestra confianza, votarles, significará dar nuestro voto a algo que no nos será explicitado. Está en marcha una operación de derribo y reorganización institucional a nuestras espaldas -es decir, sin requerir nuestra opinión- pero que va a utilizar para ello torticeramente nuestra voluntad, va a utilizar nuestro voto. Urge una aclaración de a dónde nos llevan. Por limpieza democrática, sin duda, y por dignidad ciudadana.
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