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Una mutilación rara y mortal

La Policía se ha encontrado en Sevilla con un macabro rompecabezas al que le falta una pieza. En la tarde de pasado martes, un hombre de 38 años de edad llamó al servicio de urgencias del 061 para avisar de la muerte de su hermano, al que se le había ido la sangre y la vida por el desgarro que estaba en lugar de su oreja izquierda. El fallecido, Juan G.F., era un hombre de 35 años, conocido en el barrio de Belllavista (en donde compartía piso con su hermano) por su adicción a las drogas. El fallecido también era conocido de la Policía que le tenía catalogado por su presunta relación con algunos delitos menores. Otras cosas a la que estaban acostumbrados los vecinos eran las numerosas peleas protagonizadas por los dos hermanos con relativa frecuencia. Precisamente, José Manuel es el principal sopechoso de la Brigada de Homicidios. Le entregó al juez, que le liberó ayer sin fianza. El acusado asegura que cuando se levantó de la siesta se encontró a su hermano desangrado, sin su oreja izquierda ni parte de la masa muscular que la circuncidaba. Según consta en las pesquisas, el ahora acusado habría tardado alrededor de dos horas en llamar a los servicios de urgencia tras la muerte de su hermano. Al no estar forzada la puerta, se ha llegado a hablar hasta de sobredosis. Pronto lo dirán los análisis, aunque así no se explica lo de la oreja Por el momento, la Policía no cree que haya más caso. Aunque falta por aparecer la oreja. Sin duda, no se trata de una prueba de demasiada importancia a la hora de intentar determinar quien pudo causar la muerte a Juan, pero su ausencia del lugar del crimen sí que podría tornarse en significativa. La versión oficial es que el perro que vivía en la casa de los dos hermanos podría haber dado buena cuenta del apéndice. Por el momento, José Manuel se ha declarado inocente y dice no tener más pistas sobre el paradero de la parte mutilada a su hermano. Con los antecedentes de toxicomanía y las consecuentes relaciones con ese submundo que tenía la víctima, surge prácticamente de inmediato la hipótesis del ajuste de cuentas por cuestiones de drogas. Aunque no es muy usual en España, este tipo de mutilaciones a modo de aviso y escarnio son relativamente habituales en otros países. Precisamente, el hecho de que la oreja no aparezca, podría reforzar este teoría. La Policía sevillana descarta totalmente esta posibilidad y cree que la detención del hermano del víctima cierra el caso. Aunque falta una pieza. Puede que no sea importante.

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