Richard Rogers se estrena en España con un rascacielos en L"Hospitalet
El rascacielos de 25 pisos que espera construir a las puertas de Barcelona supone el tercer intento del estudio de arquitectura de Richard Rogers por realizar un proyecto en España. Abanderado de la arquitectura ecológica, estrecho colaborador del Gobierno de Tony Blair y asesor del ex alcalde Pasqual Maragall, Rogers resultó ganador del concurso Parc Bit, convocado por el Gobierno balear, y venció también en el concurso para la ampliación del aeropuerto de Barajas. Sin embargo, ambos proyectos se encuentran, por el momento, en lista de espera. El rascacielos hotel de L"Hospitalet (Barcelonès) podría suponer la entrada de Rogers en España a través de la puerta de una ciudad que le gusta poner como ejemplo.
"Barcelona tiene relevancia internacional como espacio urbano", comenta Rogers. "Uno de mis trabajos consiste en asesorar al actual Gobierno británico sobre la regeneración de las ciudades y, en esa línea de renacimiento urbano, Barcelona constituye un modelo que seguir, posiblemente el mayor y más reciente ejemplo. Precisamente por eso el RIBA [Royal Institute of British Architects] ha otorgado este año, por vez primera en su historia, su medalla de oro a esta ciudad y no a una trayectoria personal, que es lo que solía premiar hasta ahora". Respecto a su papel en la concesión de ese galardón y a su posición como figura puente entre el primer ministro británico y el ex alcalde Pasqual Maragall, Rogers asegura que él, personalmente, ha aprendido mucho de lo que ha sucedido en Barcelona, y que por eso considera justo que se reconozca un trabajo cívico desarrollado a lo largo de muchos años. "No hay muchos ejemplos recientes de desarrollo urbano exportable. Cuando hablamos de ciudades europeas y de crecimiento urbanístico tendemos a poner como ejemplos ciudades mediterráneas, como la antigua Atenas o la antigua Florencia. Esas imágenes, válidas pero anticuadas, no son comprendidas por la mayoría de la gente. Barcelona constituye un ejemplo que cualquiera puede venir y ver; por eso tiene más valor que los modelos históricos, porque los urbanistas catalanes han sabido encontrar soluciones para el crecimiento de una ciudad de hoy". El arquitecto asegura que una de las cuestiones que preocupan al Gobierno británico es cómo persuadir a la población para que ésta regrese a las ciudades. Recientemente, Richard Rogers firmó, junto a otros 150 arquitectos, una carta de apoyo a la candidatura de Pasqual Maragall. El arquitecto sostiene que no es sólo el gusto arquitectónico de Maragall lo que aplauden los arquitectos, sino que son sus ideas políticas las que posibilitarán el feliz desarrollo de una ciudad que él considera modélica. "La era de la información ha favorecido la revolución ecológica. Es absolutamente inviable continuar la producción que los países occidentales hemos desarrollado hasta ahora. Es imprescindible no desperdiciar recursos energéticos, y las nuevas industrias favorecerán esta opción. La vida de las personas también ha cambiado. Tenemos pocos hijos y, sin embargo, vivimos muchos más años. Las estadísticas aseguran que mis nietas vivirán 100 años, trabajarán menos que nosotros, tendrán menos hijos y tendrán más tiempo libre. Ese creciente número de población con tiempo de ocio resultará en una revitalización de la vida ciudadana. Pero para que eso ocurra los arquitectos tenemos que ponernos a trabajar ya, y los políticos deben entenderlo también ya". Edificio sostenible Rogers asegura que desde que diseñó el Centro Pompidou, el edificio que le dio fama internacional, su estudio se ha preocupado siempre por la construcción del espacio público. El interés por levantar edificios sostenibles, que ensayó por vez primera en el edificio Lloyds de Londres (1985), es otra de las características de su arquitectura. Ambas cuestiones serán desarrolladas en el hotel de L"Hospitalet, entre el hospital y el barrio de Belvitge, que se empezará a construir en diciembre. "El hotel será un rascacielos por cuestiones sociales y urbanísticas. Concentrando las habitaciones, el centro deportivo y el centro de convenciones en una torre de 24 plantas se consigue dejar un amplísimo espacio libre que aumentará en tres hectáreas la zona ajardinada que rodea los bloques de vivienda de L"Hospitalet", explica Rogers. "La singularidad de la nueva torre", añade Luis Alonso, el socio barcelonés de Rogers para este proyecto, "marcará una puerta de entrada en Barcelona. Permitirá la construcción, en una segunda fase, de una enorme zona de ocio y de residencias para estudiantes. A medio camino entre la Fira de Barcelona y el aeropuerto, la torre de Hesperia se convertirá en un nuevo reclamo arquitectónico que ayudará a regenerar esa zona".
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