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PACTO DE LEGISLATURA EN EL PAÍS VASCO

Los nacionalistas vascos presentan su pacto de legislatura como una garantía para la paz

Pedro Gorospe

El lehendakari Juan José Ibarretxe dijo ayer que con la firma del pacto de Gobierno se ha puesto fin a un ciclo de 20 años marcado por la violencia de ETA y por la cobertura política que le ha prestado HB. "Éste es el día que tanto tiempo llevábamos esperando", dijo eufórico pero sereno. Sin embargo, el pacto suscrito por PNV, EH y EA no condena la violencia, aunque a cambio sus firmantes apuestan por las "vías políticas y democráticas", abogan por la desaparición "de las acciones y manifestaciones de violencia", y se comprometen a solventar las "dificultades" del proceso de paz por procedimientos "estrictamente democráticos". Los nacionalistas piden ahora al PP y al PSE que se unan para diseñar el futuro de Euskadi.

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"Procedimientos estrictamente democráticos"

Ibarretxe hizo ayer un verdadero esfuerzo en vincular el acuerdo de Gobierno al proceso de paz más que a una necesidad imperiosa de garantizar la mayoría parlamentaria. Y eso a pesar de la situación de bloqueo que sufre su gabinete minoritario. En lo que lleva de mandato, el lehendakari no ha conseguido sacar adelante los presupuestos, ha dejado a Radiotelevisión Pública Vasca, EITB, sin director general, y su Gobierno no ha impulsado todavía ningún proyecto de ley."El acuerdo es una apuesta del Ejecutivo y del propio lehendakari, que se convierte en un activo fundamental para el proceso de paz, porque ofrece la garantía para que después de mucho tiempo la sociedad vasca pueda vivir en paz", explicó Ibarretxe. Sin embargo, salvo el prólogo, en el que los tres partidos se comprometen con un futuro sin violencia, los restantes nueve folios se vuelcan en el diseño de un mecanismo de coordinación parlamentaria para evitar la improvisación y perder votaciones.

Hecho público en vísperas de unas elecciones municipales y forales que no son tan favorables para la coalición PNV-EA, según las encuestas, el documento firmado ayer de forma oficial no rinde cuentas con el pasado. Tampoco hay una condena explícita de la violencia en el preámbulo del pacto, aunque sí un compromiso de EH -que sigue metiendo en las listas electorales a presos de ETA- de afrontar los problemas que puedan surgir en el proceso de paz "a través de procedimientos estrictamente democráticos".

Para el lehendakari, que centró en la consecución de la paz buena parte de la campaña de las elecciones autonómicas del pasado 25 de octubre, y que había prometido a la sociedad vasca poner en marcha un foro de diálogo con todos los partidos, incluido EH, lo de ayer es "un paso más". No se aventuró a decir si la nueva mesa por la paz será el próximo paso, pero coincidió con el presidente de su partido, Xabier Arzalluz, en que el camino iniciado por el PNV será seguido por todas las demás formaciones. "Cuando empezamos a hablar con HB nos lincharon", explicó ayer Arzalluz, "y después HB ha hablado con el Gobierno y con el PSOE. Luego hablamos con ETA, y ahora el Gobierno tiene un hilo conductor con ETA".

Un paso más

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Efectivamente, para los nacionalistas la firma del acuerdo de Gobierno es un episodio más de la fructífera relación que comenzaron de manera experimental la pasada legislatura, en la comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco, y que se materializó con el plan de acercamiento de los presos de ETA a cárceles vascas. Después llegó en pleno periodo preelectoral, el pasado septiembre, la Declaración de Lizarra, que precedió a la declaración de tregua indefinida de ETA. Más tarde, en diciembre, nació el pacto de apoyo al euskera impulsado por el Gobierno vasco con la discutida, y denunciada por el Defensor del Pueblo vasco, aportación económica de sus funcionarios. Y como colofón, el 23 de enero, 700 cargos electos nacionalistas se reunieron en Pamplona y constituyeron la Asamblea de Municipios Vascos.Además, estos ocho intensos meses de colaboración ininterrumpida han estado trufados con debates polémicos como la aprobada presencia en el Parlamento vasco de representantes de la Asamblea Kurda en el exilio, o la propuesta para que el etarra José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, integrara la Comisión de Derechos Humanos. "Este Gobierno seguirá siento un Gobierno para todos", declaró ayer Juan José Ibarretxe, "un Gobierno para la ilusión, y para seguir avanzando en la construcción social y política".

Bases del acuerdo

Los nacionalistas trabajarán a fondo el euskera y la cultura -incidiendo en los planes de euskaldunización de la red sanitaria y judicial-, impulsarán la creación del Banco Público Vasco y la reforma de la radio y televisión pública, además del desarrollo normativo de la polémica Ley del Deporte que preveía la creación de selecciones nacionales vascas. PNV, EA y EH consideran además prioritarias las actuaciones para el desarrollo del empleo, y sientan las bases mecánicas para que EH participe a fondo en las negociaciones, antes de la puesta en marcha de cualquier plan gubernamental. EH hará un seguimiento de los planes ya en marcha e impulsará los sistemas de búsqueda de empleo públicos, frente a las ETT. Los nacionalistas se comprometen además con la aprobación de la Carta de Derechos Sociales -un salario social para todos los parados- y con la política encaminada a los jóvenes. El lehendakari explicará mañana en la Cámara los acuerdos con EH.

Arzalluz romperá con Aznar si el PP "falta al respeto" a los nacionalistas

El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, calificó ayer de previsibles los ataques contra los partidos nacionalistas por el acuerdo firmado, pero quiso discriminar entre las críticas razonables y la falta de respeto. "Si no se nos respeta nadie tendrá derecho a pedir nuestro respeto a otras mayorías en otros sitios y a quienes ponen en funcionamiento otras mayorías, las que sean", advirtió. El presidente del PNV, que introdujo el aviso en su discurso de bienvenida al acuerdo, sugirió de esa forma que su partido podría retirar el apoyo parlamentario al PP en el Congreso de los Diputados, y devolver las críticas con un incremento de la crispación política, si detecta un "ataque masivo" y un "intento de linchamiento" de sus firmantes.

Sin embargo, a pesar de sus palabras duras, -y de que en el Parlamento vasco el acuerdo fue recibido por la tarde con una votación desconcertante sobre las 35 horas en la que el PNV se opuso, EA se abstuvo y EH votó a favor- la jornada rezumó alegría y satisfacción para los nacionalistas.

Alegría que el propio Arzalluz expresó con un recuerdo especial a la pluma con la que firmó en los 12 folios del pacto: "Voy a guardarla en el lugar reservado a los objetos más preciados, y eso que he firmado mil pactos, entre ellos el de Ajuria Enea". Para Arzalluz lo importante del día de ayer fue precisamente que convierte en realidad el punto ocho del Pacto de Ajuria Enea, en el que se pedía a HB que se integrara a las instituciones porque es legítima la defensa de cualquier idea pero por cauces democráticos.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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