El Caja propone y el Barça dispone

El Barça lleva camino de desesperar al Caja San Fernando y la final de agotar, para suerte de quienes la presencien, todo el muestrario de los maletines que gestionan Javier Imbroda y Aíto García Reneses. El equipo sevillano volvió a caer pero después de enmendar sus errores del primer partido. Y si el domingo no se enteró de la fiesta hasta que el marcador ya señalaba un 17-2, ayer evidenció una instantánea sed de venganza. El 2-10 inicial tuvo una explicación táctica y anímica: el Caja irrumpió a toda pastilla y los emparejamientos le beneficiaron. Djordjevic no acabó de sujetar a Turner y Rentzias tampoco a Scott. La defensa del Barça no se parecía, ni por asomo, a la del primer partido y De la Fuente, que tan bien había maniatado a Turner, empezó bailando ayer con Smith. Enseguida volvió De la Fuente a emparejarse con Turner, que además de anotar dos triples, había movido a su equipo a discreción.El partido se convirtió, tras los primeros escarceos, en una ostentación de los resortes defensivos de ambos equipos. Los dos se obsequiaron con presiones defensivas sobre sus respecivos timoneles. El Barça recurrió a una defensa en zona 2-3 y el Caja San Fernando a una mixta con cuatro en zona y marcaje individual sobre Xavi Fernández. Pero mientras que el Caja San Fernando moría por inanición, el Barça defendía a la vez que anotaba. La tremenda capacidad ofensiva de su equipo se explica por ejemplo con los ocho puntos que anotó Xavi Fernández en los tres minutos escasos de los que dispuso antes del descanso o en el hecho de que hasta seis de sus jugadores fueran capaces de anotar triples en esos primeros veinte minutos.

El Caja propuso un partido fiado a su defensa y el Barça le vio la apuesta (15-14). Luego el equipo azulgrana dispuso que el segundo acto de la final no iba a quedarse en aquello. Apretó el acelerador y en apenas unos minutos se hizo con un botín que descorazonó al Caja. El equipo de Imbroda, pese a su entusiasmo y pese a su buen arranque, se vio en un abrir y cerrar de ojos con una losa de 18 puntos de desventaja en el descanso (45-27).

El Caja San Fernando estaba obligado a actuar con mayor rapidez y a mirar más a menudo y con más acierto el aro del Barça. Lo hizo. Y en el intercambio de canastas del inicio de la segunda parte los sevillanos llegaron a situarse a 12 puntos (52-40). Pero el Barça dominó los vaivenes (60-40) aunque lo mejor de la historia es que el Caja, en contra de lo que hubiera sucedido con un 99% de los equipos ACB, no arrojó la toalla. Subió líneas, es decir, su asfixiante presión defensiva provocó dudas y errores en los jugadores del Barça desde que ponían el balón en juego. Y entre ello y que Turner y Scott empezaron a anotar, el Caja llegó a ponerse de nuevo cerca en el marcador (64-56 después de un triple del pivot americano). El Caja obligó al Barça a reorganizarse y a despachar el partido con mucha más atención a los detalles y sin poder prescindir de cierta tensión. La forma en que mantuvo el tipo el equipo sevillano puede servirle de acicate psicológico de cara al traslado de la final a su pista. La autoridad con la que el Barça ha resuelto los dos primeros partidos es incontestable pero el Caja no se ha hundido en ningún momento pese a haber atravesado por situaciones que le empujaban con fuerza a sufrir dos derrotas todavía mucho más abultadas de lo que realmente fueron. Nunca ningún equipo ha sido capaz de remontar un 2-0 en una eliminatoria final. Pero la primera duda ahora, al margen de ello, es saber si el Caja será capaz de anotarse cuanto menos un triunfo al amparo de su público y encontrar alguna fisura en un equipo, el Barça, que lleva una imparable carrera hacia el título practicando el mejor baloncesto que se recuerda en mucho tiempo.