LAURA FREIXAS ESCRITORA "Hay que inventar nuevos géneros frente a la tiranía de la novela"
Escritora, traductora, articulista y crítica literaria, Laura Freixas (Barcelona, 1958) arrinconó pronto su licenciatura en Derecho para dedicarse a su gran pasión, la literatura. Su primer trabajo en la agencia literaria de Carmen Balcells afianzó una vocación que ha vertido en libros como Último domingo en Londres y Entre amigas, numerosos relatos cortos y cuentos, antologías como Madres e hijas y Retratos literarios, y diversas traducciones. La pasada semana estuvo en Vitoria, en el ciclo de conferencias Hoy con..., donde revalorizó la figura del cuento "como producto de la inspiración" frente a la novela, "fruto de la técnica y la disciplina". Pregunta. ¿Es el cuento el hermano pobre de la novela? Respuesta. A pesar de las voces que desde el siglo pasado anuncian la muerte de la novela, ésta sigue siendo el género rey. Se ha intentado romper lanzas a favor del cuento y actualmente España está en un momento muy bueno, se escribe mucho, pero, pese a todo, se sigue dando por supuesto que el género de verdad es la novela. Yo no estoy tan segura. P. ¿Qué marca la diferencia entre ambos géneros? R. El cuento es más una cuestión de inspiración, se parece a la poesía, y la novela tiene más de disciplina, de técnica, método y experiencia; es más oficio. En la novela hay que poner los mecanismos para mantener la intriga a lo largo de 200 páginas. P. ¿No es posible una novela sin intriga? R. En el primer tercio del siglo XX hubo una corriente que renegaba de la intriga por considerarla una especie de prostitución de la literatura, una manera barata de llamar la atención del lector. En esta tendencia se inscribieron Rosa Chacel, Proust y Joyce. Yo he tenido muchos problemas con la intriga, me ha costado incluirla en mis novelas. Al final me rendido a la evidencia de que hay que ponerla por cortesía hacia el lector, aunque sin falsear lo que quieres decir. P. Después de dos novelas, ahora está escribiendo cuentos, ¿necesita cambiar de género periódicamente? R. Sí, el cuento me da un sentido de libertad y de fantasía maravilloso. Es un respiro, pero no porque sea más fácil sino porque es más misterioso. El cuento que me interesa es el que te permite plasmar otros mundos. Es un cuento que te da más libertad porque te basta con vislumbrar algo, puedes entrar en el absurdo, en un mundo imaginado. Es ese tipo de cuentos en que era un maestro Borges. P. ¿Intentará otros géneros? R. Desde luego que sí. Frente a escritores que se definen como novelistas o como cuentistas, yo aún no he encontrado mi género. Me gustaría experimentar algo que sea una mezcla de biografía y reflexión. Estoy cansada de los géneros que hay y de la tiranía de la novela. Me gustaría que fuéramos todos un poco más inventivos en el tema del género literario. Me sorprende que se invente tan poco, que sigamos escribiendo lo mismo. P. ¿Lamenta algo más? R. Esa postura, tan de moda, de que escribir es contar historias. Yo creo que escribir es buscar sentido, lo otro ya lo hacen la historia, las biografías o el cine. Contar historias porque sí me parece bastante absurdo. La historia es un instrumento, no un fin. P. Su último libro, Entre amigas, ¿es una prueba de que las escritoras acaban siempre escribiendo sobre mujeres? R. Creo que en los últimos tiempos la literatura escrita por mujeres ha introducido novedades. Desde el punto de vista temático, hemos escrito historias protagonizadas por mujeres pero no basadas en sus relaciones con los hombres. Esta es la diferencia con obras anteriores.
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