El Giro comienza con "limpieza"

No fue un control sorpresa; los resultados, sí. El Giro que quiere ser un símbolo de los nuevos tiempos limpios comenzó sobresaltado. Dos corredores, el español Javier Otxoa (24 años, Kelme) y el italiano Nicola Loda (27 años, Ballan) fueron declarados ayer "no aptos" para correr el Giro después de que los inspectores médicos de la UCI detectaran que su porcentaje de hematocrito (glóbulos rojos sobre el total de la sangre) superaba el límite permitido del 50%. Aunque su exclusión responde oficialmente a razones de salud, ambos corredores, de los más oscuros del pelotón (ninguno de los dos ha logrado ni una victoria en su carrera), son sospechosos de haberse dopado con la indetectable eritropoietina, la sustancia que permite aumentar artificialmente el consumo de oxígeno de los deportistas. En la salida de Agrigento -calor y multitudes de aficionados entusiastas- la consternación se apoderó del pelotón en cuanto se hizo oficial la noticia. Los cínicos se preguntaban cómo era posible que dos corredores fueran pescados en un control del que habían sido avisados la víspera, dados los medios con que se cuenta para bajar con rapidez un hematocrito inflado. Los ingenuos despertaban de golpe al comprobar que pese a las varias investigaciones judiciales sobre el dopaje (cuatro en Francia, seis en Italia), el ciclismo seguía igual, los corredores y los equipos mantenían sus costumbres, como si el Tour de 1998 fuera simplemente el mal sueño de alguno. Álvaro Pino, perplejo y sorprendido, admitió ambas preguntas y no respondió a ninguna. "No me imagino ninguna explicación posible, pero el resultado está ahí", dijo el director del Kelme, uno de los equipos que con mayor ambición ha llegado al Giro. "Al chaval, que estaba destrozado, como os podéis imaginar, le he dicho que se lo tome con filosofía. Confío en él. Estos dos días hemos tenido supercontrolados a todos los corredores. Quizás haya influido, aunque no quiero que suene a disculpa, que Javier es un corredor que en invierno anda siempre por valores altos de hematocrito, siempre cerca de 51 , pero no habíamos pedido una licencia oficial a la UCI porque los médicos me dijeron que sólo lo tenía alto en invierno y que en primavera y verano le bajaba".El Kelme, como los 17 equipos restantes, recibió la noche anterior la citación oficial para que todos sus corredores se sometieran al análisis de sangre. Inmediatamente después de cenar, la médico que está con el equipo en Italia, Yolanda Fuentes, hermana de Eufemiano, el médico oficial, hizo el mismo análisis con el coulter del equipo a todos sus corredores. Se fue a la cama tranquila. Ninguno pasaba de 50. Según fuentes del equipo, el valor de Otxoa era del 48%. El equipo informa tranquilamente de estos hechos, cuando la simple necesidad de hacerles su propio análisis viene a ser una asunción de que el uso de la EPO está extendido. Contrastando con el torbellino amargo que envolvió a los responsables del equipo Kelme, a Miguel Induráin, que apareció por la salida, le rodeó inmediatamente un aura de admiración. "Es el símbolo del ciclismo pulito ", decía apreciativo un periodista italiano. Otros fueron más allá y le pidieron que diera un paso al frente, que asumiera, en su condición de miembro de la UCI, el liderazgo del nuevo ciclismo para sustituir al que agoniza. Un periodista francés se le acercó y le pregunto. "¿Qué opina usted de Richard Virenque?". "¿Richard Virenque?", contestó el navarro, "Richard Virenque es un buen corredor. Creo que ahora está pasando algún problemilla pero espero que lo solucione bien". "¿Y qué opina usted de sus problemas de dopaje?", intentó amarrar el periodista. "¿De dopaje? No sé, son asuntos suyos y de la justicia", se escapó finalmente el ciclista más admirado.