Los socialistas descartan otras primarias o un congreso extraordinario para elegir nuevo líder
El sustituto de José Borrell como candidato a la presidencia del Gobierno no saldrá de un congreso extraordinario ni de unas elecciones primarias, sino que será la ejecutiva federal la que tomará la decisión, que tendrá que ser avalada o desestimada por un comité federal que se celebrará tras las elecciones del 13 de junio. La ejecutiva ha decidido no afrontar el asunto con medidas excepcionales, sino seguir la pauta de lo que marca su reglamento de primarias. Los dirigentes socialistas miran como sustitutos a Joaquín Almunia, a la candidata europea, Rosa Díez, y al presidente castellanomanchego, José Bono.
La ejecutiva federal del PSOE acogió ayer con un respiro las primeras reacciones de los secretarios regionales de afrontar esta situación sin medidas excepcionales sino seguir la letra del reglamento que regula el proceso de elecciones primarias y que marca con claridad a quién compete la sustitución de un candidato que abandone su responsabilidad. No hay que repetir las elecciones primarias sino que la propia ejecutiva es competente para nombrar al sucesor. Una vez que tengan el nombre decidido lo deben comunicar al comité federal de listas y luego esperar a que el máximo órgano de dirección, el comité federal, lo apruebe o lo rechace.Lo único extraordinario va a ser la convocatoria hoy mismo de la reunión de la ejecutiva federal para el próximo lunes en la que José Borrell comunicará oficialmente su decisión y se aprobará posponer la elección del sustituto hasta después de las elecciones municipales, autonómicas y europeas del próximo 13 de junio.
Tampoco nadie abogará por la celebración de un congreso extraordinario, y no parece que vaya a suceder ya que a partir de la próxima semana dirigentes regionales y municipales estarán enfrascados en sus respectivas campañas. Ésta era ayer la impresión mayoritaria y generalizada.
Aunque desde que el ex secretario general del PSOE Felipe González puso a su partido en la tesitura de sustituirle en 24 horas, los socialistas se creen capaces de afrontar cualquier situación, a la vista de la forma tranquila con la que los barones acogieron la comunicación de José Borrell de apearse del cargo y de la responsabilidad para la que le habían elegido los militantes de su partido. Eso no quiere decir que la preocupación no fuera evidente en la mayoría de los dirigentes provinciales y regionales consultados.
¿Y ahora, quién?
El "ahora, qué", respecto al procedimiento, no parece que vaya a ser un problema. El asunto peliagudo está en el "quién", según reconocía un barón socialista. Para disgusto del presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, su nombre brota de la boca de muchos de sus compañeros de partido como uno de los dirigentes que podría estar en disposición de aspirar a la Presidencia del Gobierno de España.En todo caso Bono, según reconocen miembros de la ejecutiva, no pensaba en esa posibilidad de manera inmediata sino que habría que esperar a después de las elecciones generales del año 2000 y después tomar una decisión.
Si Borrell obtenía un resultado aceptable muy bien podría consolidarse para ser el candidato en las siguientes elecciones y permanecer otros cuatro años como líder de la oposición. En el supuesto de que el resultado fuera malo, Borrell era el primero en reconocer que casi con seguridad sus posibilidades se habían terminado.
Ahora todo se ha acelerado y quiénes se estaban reservando para el futuro quizá se vean obligados a aceptar esta responsabilidad. Aunque la mayoría de los comentarios de ayer se dirigían en exclusiva a hablar de las razones que José Borrell ha tenido para tomar esta decisión y si ha hecho bien o mal, algunos apuntaban posibilidades de sustitución a preguntas de los informadores.
De nuevo se ha vuelto a hablar de Joaquín Almunia a pesar de que fue el perdedor de las primarias. "Pero es el secretario general", manifestaban sus partidarios. Otros, sin embargo, dan por sentado que el propio Almunia no aceptará asumir la candidatura a la Presidencia del Gobierno por cuanto que ya apostó por ello y los militantes prefirieron a José Borrell.
Entre los tres barones con poder institucional puede dirimirse el problema, según otros interlocutores. Estos recuerdan que antes de que Almunia decidiera poner en marcha el proceso de primarias José Bono, Manuel Chaves y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidentes de Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura, se reunieron para interrogarse sobre la posibilidad de que alguno de los tres aspirara a competir con José María Aznar por la Presidencia del Gobierno. Uno a uno dijeron que no. Así las cosas los tres se fueron a ver a Felipe González para preguntarle si no quería ser el candidato. Les dijo que no y que Joaquín Almunia podía ser un buen candidato. Después vinieron las primarias. Además de los tres barones ayer surgió el nombre de Rosa Díez, muy apreciada por la militancia y que va a pasar por la prueba de liderar la única lista nacional que los ciudadanos tienen que votar el 13 de junio. Aunque la mesura predominó la temperatura política de ayer, por la noche se desataron un tanto los ánimos. El emotivo homenaje al portavoz socialista del ayuntamiento de Madrid, Juan Barranco, sirvió para que algunos dirigentes expresaran su pesadumbre.
El presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, entonó el reconocimiento de una culpa colectiva. "Lo tenemos bien merecido porque este partido cuando está unido nadie puede con él pero cuando no es así nos pasa lo que nos pasa", informa Rodolfo Serrano. "Nos pasó con José Barrionuevo y con Rafael Vera y ahora ha caído la última víctima, Pepe Borrell", sentenció.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.