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La conquista del Poniente

Las decenas de cajas cargadas de hortalizas que transportan las máquinas robotizadas se presentan con una selección impecable: en una pila tomates rojos y grandes, en otra algunos más pequeños y maduros, otra es exclusiva de los buenos "pa ensalá", mitad ocres, mitad verdes. El juego visual se antoja impresionante y a la variedad cromática diferenciada a la perfección se une la del peso y la forma. En una palabra: orden. Por paradojas de la vida, ese orden que ha impulsado la economía de Vícar en la última década ha brillado por su ausencia durante los últimos cuatro años en el Ayuntamiento. Los 16.000 habitantes del municipio (uno de los primeros de Andalucía en crecimiento demográfico) han sido testigos de una sonada moción de censura contra el ex alcalde del PP, Antonio Jesús Rodríguez; de un intento de éste por anular las actas de concejales a un miembro de IU y un independiente y de un caso de corrupción urbanística en un complejo deportivo. "La moción se presentó en junio del 97 porque pensamos que la gestión era pésima. Sin embargo, el ex alcalde no convocó pleno hasta casi un año después, el 30 de junio del 98, en el que se aprobó la moción por mayoría absoluta", explica el actual alcalde, el socialista Antonio Bonilla, que repetirá candidatura. Las 3.000 hectáreas cultivadas bajo plástico en el territorio, junto a unas 2.000 de pueblos anexos que también pertenecen a ciudadanos de Vícar, ha motivado que el Ayuntamiento emita una comunicación a otros consistorios andaluces para ofrecer la posibilidad de un traslado de sus habitantes hasta el pueblo almeriense, en el que la mano de obra para el sector agrario es una necesidad permanente. No en vano el censo está integrado por 2.000 inmigrantes norteafricanos, aparte de los 1.000 temporeros que acuden al municipio por períodos de ocho o nueve meses. La gestión política en un pueblo en el que no existe paro y la renta per cápita oscila es de un millón y medio de pesetas resulta tan convulsionada como la propia extensión del municipio: barriadas como El Parador, La Gangosa y Cabañuelas repiten su expansión arquitectónica a lo largo de la N-340 sin idiosincrasia hasta a la Puebla de Vícar, capital de hecho. Las 200 personas residentes del pueblo originario son casi los únicos nativos del lugar y el núcleo más envejecido. El resto de los vicarenses residen en los anejos (el 90%) y en los diseminados (un 10%) y se han integrado al municipio en sólo 30 años procedentes de Granada, Córdoba, Cádiz o Barcelona. "Aquí ha llegado gente de todos sitios. Es la idiosincrasia del Poniente. Este es un pueblo nuevo y a estrenar", comenta el alcalde. Avatares políticos a un lado, la gente, que no tiene tiempo de aburrirse sólo echa en falta más servicios. "Vícar es perfecto, sólo falta que podamos divertirnos sin a los municipios colindantes", apunta un joven en la calle.

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