Infalibilidad, celibato y ordenación de mujeres, diferencias insuperables
"Meticulosamente irrespetados". Los protestantes españoles quitaron ayer importancia al nuevo documento, el cuarto, redactado por la comisión internacional católico-anglicana. Ante los anteriores, Roma ni quiso ni pudo moverse, tales son "sus ataduras dogmáticas", opinó Pedro Tarquis, portavoz de la federación de las iglesias protestantes en España. La infalibilidad del Papa, la ordenación de mujeres y el celibato son obstáculos principales, pero hay otros que "afectan también a la fe, el dogma y las conductas".El anglicano Luis Tavárez, deán de la Catedral del Redentor, en Madrid, subraya que su iglesia busca la unidad y acepta que el Papa sea considerado el primado de los obispos. Pero rechaza su preponderancia como "director de orquesta". "El obispo de Roma será un primero entre iguales, un primado en el servicio, no en el poder", dice.
Adalides de la libertad de conciencia, los protestantes no creen que Roma esté dispuesta a renunciar al principio de la infalibilidad papal ( "no es un modelo bíblico ni cristiano", dice Tavárez), ni a rectificar sus posiciones intransigentes en asuntos como la confesión penitencial, el celibato o la ordenación de mujeres, asuntos en los que "la Iglesia Católica española es más papista que el Papa", dice Tavárez.
La historia, sin embargo, no es tan radical. Los apóstoles eran casados y el celibato se impuso a la jerarquía católica en el Concilio de Letrán, en el año 1123. Un siglo más tarde, el Arcipreste de Hita todavía alude a la amenaza de excomunión que pesaba sobre los clérigos que seguían amancebados.
Sobre la ordenación de mujeres, la Iglesia anglicana española tampoco cree que haya vuelta de hoja: en su seno las mujeres consagradas se cuentan por centenares y algunas ya son obispo.
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