El sindicato mayoritario en Bancaixa censura la declaración en la CAM contra la fusión

La reacción en Bancaixa a la declaración realizada anteayer por cinco de los ocho sindicatos con representación en la CAM, contrarios a la fusión de las dos grandes cajas, no se ha hecho esperar. Ayer, el sindicato mayoritario en Bancaixa, el Sate, tachó el pronunciamiento de Alicante de "inoportuno". "Es una equivocación que los sindicatos entren al trapo en esta cuestión" que, según Juan Pérez, secretario del Sate, se utiliza por cuestiones electorales. Los diferentes estudios realizados sobre la fusión arrojan un excedente laboral de entre 1.200 y 2.000 empleados.

El Sate (Sindicat de Treballadors d"Estalvi), mayoritario en Bancaixa, hizo ayer una llamada a la prudencia un día después de que la mayoría sindical en la CAM se pronunciara en contra de una posible fusión. El secretario general del Sate, Juan Pérez, declaró ayer que no existía ningún elemento que justifique la declaración sindical en Alicante "salvo un cruce de declaraciones electorales entre los partidos políticos y la patronal Cierval, pero entendemos que no debemos entrar en ese juego". Y es que en las últimas semanas se han producido declaraciones para todos los gustos sobre la operación. Uno de los primeros en hacerlo fue la patronal de Valencia (CEV), que preside el constructor Rafael Ferrando, quien reclamaba una caja única. Justo en sentido contrario se ha pronunciado el presidente de la patronal autonómica Cierval, José Luis Montes Tallón, de Alicante. El candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Antoni Asunción, también dejó claro, en uno de sus primeros actos electorales, su oposición a la fusión. Según Pérez, los sindicatos no pueden estar, a priori, a favor de una fusión dado que ésta siempre acarrea recortes de personal, aunque son conscientes de que, en el sector financiero, la tendencia apunta hacia la concentración de entidades. Ejemplo de ellos son los procesos de fusión en marcha entre las cajas gallegas, las andaluzas y también las vascas. Mientras se suceden las declaraciones sobre la oportunidad de la fusión, la Generalitat dispone de borradores con datos sobre la operación, apoyada por Bancaixa y rechazada por la CAM. El propio Sate dispone de un estudio antiguo, elaborado dos años atrás, en el que los excedentes de personal se cifraban en 1.400 personas, entre las dos cajas. Este número se reduciría ahora a 1.200 personas tras la prejubilación de 270 trabajadores de Bancaixa. Cifra, en todo caso, alejada de los 2.000 trabajadores que los sindicatos de la CAM calculan que sobrarían tras la fusión. El dirigente del Sate calificó ayer de excesiva la estimación facilitada por sus homólogos de Alicante. La fecha más adecuada para iniciar la operación sería enero o febrero del año próximo, una vez cerrados los procesos de renovación parcial de las dos cajas de ahorro. El Gobierno valenciano, de confirmarse la reelección del popular Eduardo Zaplana, tendría por delante la legislatura para acometer la operación y diferir los conflictos que pudiera provocar la fusión. La unión de Bancaixa y la CAM requeriría, en todo caso, según fuentes crediticias, el apoyo de dos tercios de las respectivas asambleas, lo cual conduce, inevitablemente, a algún acuerdo entre los principales partidos políticos, el PP y el PSPV-PSOE. También se cuenta con que los beneficios fiscales de la operación no serían decisivos, por poco importantes, en la operación. En cuanto una posible pérdida de clientes, los peores pronósticos apuntan hacia una merma del 10% al 15%. En todo caso, el retroceso podría compensarse con un incremento de la cuota de mercado en la Comunidad. Para calcular el cierre de oficinas bastaría con superponer la red de oficinas de Bancaixa y de la CAM y luego cerrar las que la primera tiene en Alicante y, a la inversa. Otras cuestiones, como la ubicación de la sede social de la caja fusionada no están del todo cerradas, pero gana fuerza la hipótesis de que la central estará en Valencia y la principal unidad operativa en Alicante. La absorción de cargos tampoco sería un problema, dado que gran parte del staff directivo de las dos cajas tendría cabida -La Caixa de Cataluña cuenta en la actualidad con dos directores generales-. En caso de que se descarte tal dualidad, la presidencia sería para una caja y la dirección general para la otra.