Peligro en la línea 5

Desde hace algún tiempo, la línea 5 del metro de Madrid se está convirtiendo en una aventura, cuando menos, temerosa. Posiblemente sea la peor línea de metro del mundo (en contraposición a la campaña publicitaria que se emite por televisión). Esta línea dispone de los coches más viejos del metro que fácilmente pueden remontarse 50 años atrás, traídos de las demás líneas al ser sustituidos por modernos trenes nuevos. Y ahí es donde reside el peligro.Empieza a haber muchas averías en estos coches, que hacen pensar en si serán seguros o no. Hace dos días, uno de estos convoyes se paró en un semáforo en el interior de un túnel entre Marqués de Vadillo y Urgel, un tramo cuesta arriba. A la hora de iniciar la marcha, las ruedas de los coches motores patinaban sobre los raíles, sin avanzar. Algo había sobre las vías que hacía que las ruedas se deslizaran. Aunque en este caso, puede que no sea fallo mecánico, a no ser que otro convoy anterior hubiera perdido aceite, no quiero pensar qué hubiera pasado si hubiera ocurrido esto mismo cuesta abajo. Algunas semanas atrás, al coche de cabeza de otro convoy, se le bloquearon los frenos. Para apartarlo de la vía, desde Diego de León hasta las cocheras de Aluche, le llevaron arrastrando, llenando de humo de frenos quemados toda la línea.

Algunos años antes, se incendiaron los reostatos de velocidad en uno de los viejos coches de la línea 10 -ahora los nuevos de la 5-, paralizando por completo el tráfico en la línea. Esto es lo más sobresaliente, pero hay más cosas de las que la gente no se entera, y sólo nos damos cuenta algunos pocos que sabemos de qué hablamos, como olores a bobinados recalentados, exceso de calor en los pisos de los coches por sobrecalentamiento de la maquinaria o pérdidas constantes de aire de los calderines. Por si no lo saben, estos coches frenan mediante aire comprimido. Amén de tirones o frenazos bruscos por desgaste y holguras de piezas. Dudo mucho de que estos coches pasasen una ITV. Estas averías también tienen otros efectos: ralentización de los trenes, o paradas completas durante largo rato mientras se despeja la vía. El afectado, como siempre, el usuario. Algún día ocurrirá algo realmente serio, y la demanda que se le pondrá será mayor que lo que se están ahorrando en cambiar estas viejas glorias. Porque, mientras que funcionen, ¿que más da...? Un par de brochazos y andando, sólo es Carabanchel y Aluche.-