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ONG y sindicatos piden en Alicante el fin de las desigualdades

J. Ernesto Ayala-Dip

Con una cuarta parte de lo que los países más poderosos invierten en armamento quedarían definitivamente resueltos todos los problemas derivados de la pobreza en el mundo, y con un poco de voluntad política hace tiempo que las chabolas y las desigualdades sociales habrían desaparecido en Alicante. Con estos argumentos, documentados, una treintena de colectivos celebraron ayer una jornada lúdico-reivindicativa en el céntrico paseo de la Explanada de Alicante, que incluyó numerosos paneles explicativos de las diferencias sociales que registra la provincia y hasta la posibilidad de visitar el interior de una chabola, al objeto de comprobar cómo malviven los que por residencia no tienen más que piezas de uralita y trozos de madera, a los que dan forma de cubo. Café gitano y Dulces de Parque Ansaldo eran algunos de los productos que el público pudo degustar durante la reivindicativa jornada, a la que no se acercó representante alguno del gobierno local, enfrentado con la mayoría de los colectivos que reclaman viviendas dignas y trato igualitario para las clases desfavorecidas. Hubo tiempo hasta para resarcirse de implacables persecuciones. Un inmigrante magrebí, al que la policía ha reclamado "en cientos de ocasiones" la documentación, se calzó la indumentaria de Policía Local y, haciéndose pasar por uno de sus agentes, se pasó la mañana pidiendo a los paseantes que se identificaran. "Todo en orden, pueden ustedes continuar", les decía tras revisar los carnés de identidad.

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