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Una exposición refleja la atracción de 22 artistas románticos ingleses por la Andalucía del XIX

La Sala San Fernando de Sevilla acoge 55 obras sobre escenas de la vida decimonónica

"El fondo de las pasiones y los sentimientos permanece inalterable a través de los siglos", dijo un crítico de arte francés en 1868. Ésta es la idea esencial de los pintores románticos, que se esforzaron por representar las escenas íntimas de la vida diaria, los paisajes, el exotismo del mundo árabe y de Andalucía, la dignidad de la gente humilde, la hermosura de la mujer y, sobre todo, la inmortalidad de los sentimientos. Esa visión singular es la que puede apreciarse en la exposición Pintores románticos ingleses en la España del XIX, que reúne en la Sala San Fernando de Sevilla 55 cuadros de autores británicos que se muestran por primera vez en juntos.

Las obras, de 22 artistas ingleses, forman parte de una colección privada reunida a lo largo de muchos años por un matrimonio británico. "Las 55 piezas se exhiben juntas por primera vez", asegura la comisaria, Marisa Oropesa. "Muchos de los lienzos se pintaron en Sevilla hace un siglo y los dueños", dice, "han querido que vuelvan a su punto de origen. El acierto de la colección está en haber reunido pintura de artistas ingleses decimonónicos que ofrecen su visión de España". La exposición, abierta hasta final de mes, se trasladará después a Córdoba, Granada, A Coruña, Lugo, Orense y Madrid. El sur de España fue para los británicos decimonónicos la esencia del idealismo romántico, la expresión europea más cercana del exotismo árabe. "El XIX fue un siglo en el que España e Inglaterra mantuvieron una relación especial. El apoyo prestado por ésta frente al invasor francés llevó a los españoles a mirar con simpatía a los británicos. Hay una atracción mutua entre ambos países", explica Oropesa, quien resalta la especial vinculación del movimiento romántico con España: "Aunque el romanticismo, que supone la reivindicación más visceral de todo lo relativo a las pasiones, surge en Alemania a finales del siglo XVIII, la palabra está inspirada en el término español romance, que se utilizaba en la frase hecha cosa de romance para hacer referencia a todo lo que estuviese fuera de la realidad". Peregrinación Sevilla, Córdoba y Granada se convirtieron en puntos de peregrinación para multitud de artistas que centraron casi toda su obra en temas españoles, como John Phillip -uno de los pintores favoritos de la reina Victoria, que le compró muchos cuadros- que firma El orgullo de Sevilla y La ventana de la cárcel de Sevilla, o Robert Kemm, del que se exhiben 15 óleos, entre los que destaca Los mendigos españoles, considerada una de sus obras maestras. De John Haynes Williams, cuya fascinación por España fue consecuencia de la lectura de Cuentos de la Alhambra de Washington Irving, se cuelgan una acuarela, La Alhambra, y cuatro óleos: Enhorabuena, El aguador, Belleza española, Alcázar, Sevilla y Festejando, Málaga. También está muy representado John Dobbin, acuarelista arquitectónico que presenta cinco piezas. Las cigarreras, de John Bagnold Burguess, que firma otros dos óleos, y El curandero andaluz, una obra de dimensiones descomunales pintada en 1871 por William Ewart Lockart figuran en la muestra, en la que también están presentes obras de William Oliver (autor de otro de los grandes lienzos de la exposición, Flirteo), Edward Angelo Goodall, Francis William Topham o Richard Ansdell.

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