La partida sigue

La partida continúa. Nada más cerrarse la operación policial que culminó la noche del martes con el desmantelamiento de dos timbas de lujo en Chamartín, los profesionales se han apresurado a poner sus cartas boca arriba. Los organizadores de las partidas, cuya celebración está prohibida en Madrid e implica una infracción administrativa, se resisten a retirarse del tapete con el argumento de que el "juego es un hecho social imparable". Así lo resumía ayer el casero Cayetano G.A., de 63 años, anillo de oro y voz leñosa. Su garito, un chalé de Alfonso XIII donde de lunes a viernes se juega hasta el amanecer (dos horas cada partida, 2.000 pesetas la apuesta mínima, un millón sobre el tapete), era el espacio elegido para su vindicación del azar de los naipes (siempre Heraclio Fournier 2818). Don Cayetano y sus socios, entre ellos la gloria local del póquer descubierto Juan Carlos Mortensen (esta semana participará en el mundial de Las Vegas), sostenían alrededor de una mesa de juego que ni eran "delincuentes ni marginados". "Jugamos porque nos gusta. Sólo pedimos que se regule nuestra actividad como club privado. Lo que no es lógico es que se permita la droga dura de los casinos y no la blanda de las timbas", argumentaban con la misma pasión con la que cada noche arrojan las fichas cifradas sobre el tapete. Hoy volverán a jugar. Es su apuesta.