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Más abnegación que juego

España supera a Croacia en un partido desigual, que se resolvió en el segundo tiempo

Santiago Segurola

Sin goyerías, pero con la dedicación que Camacho exige a su equipo, España terminó por imponerse a Croacia, que sólo dio muestras de terquedad en el primer tiempo. Más o menos, mientras mantuvo su ventaja. La selección española levantó el vuelo poco a poco, pero no alcanzó ni de lejos el majestuoso registro que evidenció frente a Austria, en gran medida por problemas coyunturales -las lesiones de Fran y Valerón- que Camacho tuvo que resolver con medidas de emergencia.Las primeras dificultades de España se derivaron de un problema de ajuste en algunos sectores vitales. En el centro del campo no hubo sintonía en largas fases del encuentro. La ausencia de Valerón, un excelente colaborador de Guardiola en los dos últimos partidos, fue cubierta por Engonga, un mediocampista de corte defensivo que no encontró el hilo al partido. Guardiola, tampoco. Los dos se emplearon con abnegación, pero dieron la impresión de solaparse. Juntos, no sumaban. Restaban. Probablemente ocurrió porque emplean recursos muy parecidos. Guardiola, con más vuelo en su fútbol. Engonga, con un estilo más físico. Pero aquello sonó a doble pivote, por mucho que Engonga entrara hasta los tres cuartos. Y con éxito en el remate del empate.

ESPAÑA 3

CROACIA 1España: Cañizares; M. Salgado, Marcelino, Hierro (Paco, m. 85), Aranzábal; Etxeberria, Engonga (Guti, m. 46), Guardiola (Helguera, m. 67), Luis Enrique (Mnedieta, m. 50), Dani y Urzaiz (Munitis, M. 46). Croacia: Ladic; Kovac, Tudor, Juric, Simic, Jarni; Durcic, Rapajic (Maric, m. 75, Boban, Vlaovic (Cvitanovic, m. 65), Suker. Goles: 0-1. M. 6. Tiro de Jarni que no bloca Cañizares y remacha Suker. 1-1. M. 33. Gran tiro cruzado de Engonga, desde fuera del área. 2-1. M. 49. Penalti a Munitis, que transforma Hierro. 3-1. M. 84. Internada de Aranzabal por la izquierda y su centro lo remata, completamente solo, Dani. Árbitro: Colina (Italia). Amonestó a Hierro. Lleno absoluto en el Estadio Olímpico, sin terminar en bastantes detalles, aunque todo salió adelante con el tiempo justo. Presidieron los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía en un ambiente festivo. Luis Enrique se retiró lesionado.

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La razón de la difícil incompatibilidad entre Guardiola y Engonga también hay que buscarla en la naturaleza de su trabajo en el Barça y el Mallorca. En este época del pivote doble, Guardiola y Engonga tienen el raro privilegio de actuar como únicos vértices en el centro del campo. Están acostumbrados a dirigir las operaciones en solitario, ayudados por volantes que enganchan con ellos. Por lo tanto, en la mecánica de su juego no figura la necesidad de compartir la dirección del juego con un alter ego. España salió bastante lastrada por esa falta de química, que se complicó todavía más por la baja de Fran, lesionado en el entrenamiento de la víspera. Fran se había convertido en una garantía en la conexión por el costado izquierdo. Por su condición de interior al viejo uso -más preocupado por una elaboración detallista que por los largos recorridos ahora se estilan-, Fran le viene de perlas a Guardiola, siempre interesado en encontrarse congente que frecuente su misma onda de juego. Sin Fran, Camacho tiró de Dani como solución de emergencia, pero el hombre se sintió desplazado de sus lugares habituales. Como el asunto no funcionaba, Luis Enrique se hizo cargo provisionalmente del ala izquierda. Tampoco es su sitio. Se produjo un lastre que prosiguió en el segundo tiempo. Joseba Etxeberria se trasladó a aquella zona con cierta incomodidad, pero con más pujanza que Dani y Luis Enrique.

Como la suma de desencuentros se hizo demasiado amplia, España se obligó a un partido esforzado, bastante pesadote, con un alto nivel de ansiedad en unos jugadores que no encontraban la nota adecuada. Croacia agregó algunas dificultades de tipo táctico. Se ve que conocen el juego de la selección española. Como primera medida, taponaron a Michel Salgado con Raspajc, un jugador de clase que no tuvo inconveniente en seguir la pista del lateral español. Sin frescura en el medio campo, con las dos alas cerradas, España pasó un mal rato durante el primer tiempo. El gol de Suker vino a explicar la dura trama del encuentro. Croacia se defendió con orden, aprovechó la categoría de Boban en varias acciones y se sintió comodísima, tanto que cayó en una cierta negligencia en el gol de Engonga, que se preparó el remate con una facilidad insospechada.

Los cambios en el segundo tiempo fueron menos decisivos que el temprano penalti de Tudor a Munitis. El partido perdió control y ganó en un cierto aventurerismo, por la fatiga, por la multitud de cambios y por la necesidad que tuvieron los croatas de remediar el resultado. Sobre los problemas de gestión del medio campo, Camacho decidió colocar a Guti en lugar de Engonga. Es decir, se volvió al viejo rombo. Pareció una medida correcta para el estilo que gasta el equipo. Guti se desempeñó con clase y nervio, conocedor de la trascendencia personal del encuentro. España se sintió más liberada, en la misma relación del desaliento croata. El partido se rompió definitivamente, y en la rotura llegó el tercer gol: una excelente incursión de Aranzabal cerrada con sencillez por Dani. Fue el último capotazo a un partido que mantiene el crédito de la era Camacho.

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