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Encuestas

DE PASADAEl alcalde de Granada, el popular, e incombustible Gabriel Díaz Berbel, y su concejal de Urbanismo, Miguel Valle, han demostrado que basta que los políticos huelan de lejos el tufillo a elecciones para que le den la vuelta a una ciudad de arriba a abajo. En sólo tres días, tres, Granada ha amanecido completamente asfaltada, acerada (de aceras) y amarquesinada (de marquesinas). Así, como por ensalmo. Un truco de David Copperfield. Visto y no visto. Uno se va a la cama con las calles que parecen caminos rurales, se levanta al día siguiente y está a punto de darse el trompicón porque le han cambiado de pronto las aceras y el paisaje como si tal cosa. Granada luce de un precioso asfalto estos días, puesto ahí con nocturnidad y alevosía, porque ni siquiera se avisó de que iba a haber obras, ni se veía a peones camineros, ni nada. Uno está por pensar que, además de asfalto, aceras más anchas y marquesinas nuevas para esperar el autobús, va a encontrarse de repente con operarios soltando ambientadores con olor a lavanda al doblar la esquina, como si estuvieran en el salón de su casa. Debería haber elecciones todos los días. O a lo mejor es que lo han arreglado todo porque ayer por la tarde Teófila Martínez y Juan Ojeda se presentaban en Granada para respaldar la candidatura del alcalde. Además del limpiazo de las ciudades, las elecciones están bien por lo de las encuestas, que son como las notas del colegio, pero al revés, esto es, que se dan antes de que se hagan los exámenes. A una de Tele 5 que otorga mayoría absoluta al PP en Granada, Díaz Berbel le hizo ascos y dijo que las encuestas son como "caramelos envenenados", porque el supuesto triunfador se duerme en los laureles y ya ni asfalta ciudades, ni pone marquesinas, ni arregla nada. Y luego pierde. Lo de las encuestas debe tener su morbo. Ayer mismo, el PSOE envió por fax una convocatoria con el aviso de "Urgente... Urgente... Urgente" que hacía pensar que Boris Yeltsin acababa de pulsar el botón nuclear. Pero no. No era eso: era una contra-encuesta, o una encuesta de réplica que decía que de mayorías absolutas del PP nada, que el socialista José Moratalla también cuenta. Y es que en esta vida nada es verdad ni es mentira. Todo es según el barómetro encuestil con que se mida. A propósito: si en vez de barómetros se utilizaran termómetros ¿se podría saber la fiebre de los candidatos?

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