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La Diputación sevillana difunde una obra poco conocida de Brecht

La caída del egoísta Johann Fatzer, una obra de teatro que Bertolt Brecht comienza a los 26 años y en la que trabajaría durante toda su vida, sin terminarla, ha sido traducida por primera vez al castellano por el director de teatro Pedro Álvarez-Ossorio y la filóloga Hiltrud Hengst. El Área de Cultura de la Diputación de Sevilla edita el libro, cuya traducción se ha realizado a partir de la versión escénica que el alemán Heiner Müller hizo en 1978 para una representación de Fatzer en Hamburgo. La publicación se inscribe en los actos conmemorativos del centenario del nacimiento del dramaturgo alemán. "La mayor parte de la obra de Brecht se ha traducido al castellano, pero ninguna editorial le ha metido el diente a piezas no terminadas de su archivo", explica Roberto Quintana, comisario de los actos del centenario, para quien la publicación de este texto inconcluso "ayuda a conocer mejor a un autor fundamental de este siglo. Es necesario conocer las piezas inacabadas y la carpintería que se esconde en ellas para comprender mejor la obra de Brecht", señala. Dos años les ha llevado a Hengst y Álvarez-Ossorio realizar la traducción, de la que llegaron a elaborar 25 versiones. "Fatzer no es un texto, sino cientos de páginas, con escenas completas pero sin estructura final. Brecht siempre habla de que su gran obra es Fatzer. Y sin embargo no lo acaba, porque la muerte le sobreviene antes", explica el traductor, que precisa que la versión de Müller, "rica y compleja, es una de las muchas que se pueden hacer de Fatzer". "En La caída del egoísta Johann Fatzer no hay una estructura lineal, sino una descomposición en múltiples historias soterradas del hombre frente a la guerra y la violencia y los diversos modelos de sociedad que se pueden establecer", indica Álvarez-Ossorio. El texto narra la historia de un grupo de soldados de la I Guerra Mundial perdidos en una ciudad extraña, aislados del resto del ejército, que deciden crear una microsociedad apartada de todos. Para ello necesitan un líder: Fatzer. Líder egoísta y tiránico "Es la historia de la humanidad, el hombre tiene necesidad de organizarse socialmente con una jerarquía, y en la obra se establece la diálectica entre el líder y el grupo. Éste exige al primero que los ampare, pero sin imponerse al colectivo", comenta el traductor, para quien esta pieza brechtiana tiene una dimensión universal y contemporánea, ya que supone una reflexión sobre los posibles modelos de sociedad. "Brecht plantea la difícil relación de equilibrio entre ambos y sus posibles consecuencias: el líder que toma conciencia de que lo necesitan y se convierte en egoísta y tiránico (una dictadura individual) y el grupo, que al tomar conciencia de su mayoría, controla al primero (una dictadura del proletariado)", añade. En la obra aparecen de forma cíclica otras posibles variantes de organizar una sociedad.

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